La guerra de Juan Marsé con el cine

«Ninguna adaptación me gusta», confiesa el escritor, que acaba de publicar «Esa puta tan distinguida», su última novela. Recopilamos las mejores (y peores) versiones cinematográficas de sus libros

Juan Marsé, fotografiado en su casa de Barcelona INÉS BAUCELLS

S.DORIA

1

Víctor Erice MIGUEL DE LAS CUEVAS

Víctor Erice

El poder icónico de las novelas de Juan Marsé explica que «Últimas tardes con Teresa», «La oscura historia de la prima Montse», «Si te dicen que caí», «La muchacha de las bragas de oro», «El amante bilingüe», «El embrujo de Shanghai» y «Canciones de amor en Lolita’s Club» se vertieran a la pantalla (todas de forma insatisfactoria). Para el escritor no hay excepciones: «Ninguna adaptación me gusta, ninguna… Cuando una película es buena lo es siempre por la bondad narrativa cinematográfica, no literaria. Si la película falla, la culpa es del guión o del director». Hablando de guiones, admira el de Víctor Erice para «El embrujo de Shanghai» que malogró el productor Andrés Vicente Gómez: «Es mejor que la novela».

2

Vicente Aranda RAÚL SANCHIDRIÁN

Vicente Aranda

Vicente Aranda se lleva la palma de las peores adaptaciones con «La muchacha de las bragas de oro» (1979), «Si te dicen que caí» (1989), «El amante bilingüe» (1992) y «Canciones de amor en Lolita’s Club» (2007). Condicionado por las coproducciones, el director exageró la comercialidad de «La muchacha de las bragas de oro» y «El amante bilingüe» y complicó la compleja narrativa de «Si te dicen que caí»: un caótico magma de imágenes.

3

Fernando Trueba AFP

Fernando Trueba

«La oscura historia de la prima Montse» (1978) de Jordi Cadena y «El embrujo de Shanghai» (2002) que dirigió Fernando Trueba tampoco complacieron al escritor. De la película de Trueba señaló que no reflejaba el paso del tiempo: «Si no se plasma bien en la pantalla se pierde uno de los elementos importantes que hacen de esa historia lo que es: la pérdida de los sueños».

4

Gonzalo Herralde ABC

Gonzalo Herralde

«Últimas tardes con Teresa» (1984), de Gonzalo Herralde , olía demasiado a guardarropía… Aquel Pijoaparte (Ángel Alcázar) resultaba demasiado educado: un figurín con brillantina más propio de la moda años cincuenta que de los murcianos del Carmelo.

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