Gabriel Albiac: «Contra los atentados no hay más que la respuesta digna»
Bieito Rubido y Luis Alberto de Cuenca presentaron su libro «Alá en París»
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Es un libro de crónica periodística, pero también una reacción contra lo políticamente correcto. «Alá en París» , el compendio de crónicas escritas por Gabriel Albiac durante los atentados de Charlie Hebdo y París centro en enero y noviembre de 2015, es un tratado de las libertades. El autor presentó ayer este último libro en el Museo ABC acompañado de Bieito Rubido y Luis Alberto de Cuenca .
Cuando en los primeros días de enero de 2015 un grupo de yihadistas asaltó las oficinas de Charlie Hebdo , Gabriel Albiac recibió la llamada del director de ABC pidiéndole que contara aquello que no se veía a simple vista. Le pidió que hablase de lo que había sido en él en París, la ciudad donde pasó su juventud, y lo que París era ahora después de la masacre.
«Intenté poner los ojos donde un periodista normalmente no tiene tiempo. Contra los atentados, contra el enemigo que te ataca, no hay más que la respuesta digna », resumió el autor.
«Gabriel no podía ni imaginar entonces que después de lo de Charlie Hebdo se cometería una atrocidad mucho peor que la primera», comenzó diciendo Luis Alberto de Cuenca. «Estoy seguro de que hubiera preferido no escribir este libro».
El poeta, que leyó el libro de una sentada, celebró la determinación de Albiac para no obedecer a esos dictados de lo políticamente correcto a la hora de escribir sus crónicas. «Europa está maniatada por el pensamiento de lo políticamente correcto y es muy difícil encontrar un columnista que, como Gabriel Albiac, se atreva a decir las cosas por su nombre. Este libro es un modelo de escritura y de pensamiento. Es un libro que se entiende, se comunica y que pretende hacernos mejores».
En esta misma dirección, el director de ABC, Bieito Rubido, advirtió que «en muy pocas ocasiones la libertad de expresión ha estado tan amenazada como ahora. Porque ahora, curiosamente, parece que solo pueden expresarse unos señores. La corrección política que se impone desde canales de televisión, redes sociales nos impide a determinadas personas que pensamos de forma distinta el decir que la libertad de expresión consiste, entre otras cosas, en que la misma libertad que me ampara a mi te ampara a ti aunque pienses distinto ».
A modo de ejemplo, Rubido rescató las líneas que dan fe de lo que Albiac transmitió durante los días que permaneció en París con motivo de las dos masacres.
«Los franceses escribieron algo así como “Ni siquiera tenemos miedo”. Porque la respuesta a los ataques no puede ser una pasiva plegaria. Eso equivale a rendirse . Tiene que ser un grito de combate: “Ni miedo siquiera”. Los bárbaros ya están en Europa como los bárbaros ya están en Roma. Los bárbaros de Roma no llegaron de repente. Ya estaban en Roma cuando cayó Roma. No lloréis por París –escribió Albiac–. Llorad por vosotros».
Cerrar filas
La primera vez que el colaborador de ABC salió de su hotel en el barrio latino dispuesto a contar lo que veía estuvo a punto de ser atropellado por un coche de la policía que pasaba a toda la velocidad. Albiac solo tuvo tiempo de fijarse en su luna trasera, donde lucía un cartel que rezaba: «Je suis Charlie» , la consigna que se hizo eterna desde el primer minuto de la tragedia.
«No ha habido revista que haya afrontado más demandas por parte del Ministerio de Interior y la Policía que Charlie Hebdo –explicó Albiac–, pero tras el 7 de enero los coches de la Policía eran todos la exhibición de un lema. Eso no era una simple anécdota, era la quintaesencia de la libertad republicana. Yo puedo quererellarme contra ti por haberme insultado, pero ante aquel que te asesina, yo soy usted».
Esta reacción común a la masacre fue lo primero que sorprendió al escritor. Ese cerrar filas y aceptar de forma unánime la decisión de Hollande de bombardear posiciones yihadistas en Raqqa contrasta de manera visible con lo que sucedió tras los atentados del 11-M. «Yo me pregunto qué hubiera sucedido en un país como España si se hubiera tomado la diezmillonésima parte de medidas que se tomaron en Francia –respondía a este periódico horas antes de la presentación–. Aquí tras el 11-M la población arremetió masivamente contra el gobierno en vez de hacerlo contra el enemigo que había producido 200 asesinatos. Y la población, en ese plebiscito loco y delirante en que se convirtieron las elecciones dos días después, votó rendirse. Rendirse sin mover un dedo».