El que fuera abogado de Bárcenas publica un poemario

Alfonso Trallero ha escrito «Aunque nunca fuera hoy», en donde la memoria estancada y los dolores provechosos son algunos de los temas que aborda además del azar, que conoce increíblemente bien

Alfonso Trallero ABC
Javier Villuendas

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«El abismo de tu nombre me acicala desde el día que se torció la inercia», escribe Alfonso Trallero en un poema que nada tiene que ver con Luis Bárcenas , el extesorero del PP al que defendió durante cuatro años como abogado hasta que renunció por «falta de confianza» . Este verso aparece en «Aunque nunca fuera hoy» (Ed. Camelot), su nuevo y segundo poemario presentado con notable afluencia de público ayer en la Fundación Carlos de Amberes .

Pero para entender un tema central de esta colección de poemas volvamos un momento a 1991 y hagámonos esta pregunta: ¿25 minutos cuánto es? Hoy en España la esperanza de vida son 83 años, 43.624.800 minutos, por lo que equivale al 0,00000057% de un humano español medio... o sea, nada. O sea no.

En ese año 91, Trallero acabó la carrera de Derecho y también actuaba en la compañía teatral universitaria de la Autónoma madrileña. Su director, Miguel Nieto , estaba muy contento con él y le ofreció girar el año siguiente entero por Sudamérica. Aunque antes, eso sí, había que apuntalar algunos flecos de un tour de teatro clásico nacido al abrigo del aniversario de la llegada de Colón a América. Llámame cuando lo cierres, le dijo el recién licenciado. Llegó septiembre y sin noticias de la gira prometida, el joven Trallero acudió a una entrevista de trabajo en un bufete... que ahora tiene su nombre. Anhelaba la seguridad económica y le querían, pero pidió dos días de margen. E hizo mil llamadas al director teatral, que nadie respondió. Pasados esos dos días extra, a las 13:50 horas, Trallero llamó al despacho y dijo sí a la abogacía. ¿A las 14:10 horas quién le llamo? Nieto, claro.

Todo esto para destacar la «incuestionable importancia del azar» en nuestras vidas, sobre todo para Trallero que, convertido ahora en prestigioso abogado penalista, analiza sus sobrevenidas consecuencias en su poemario. Porque la poesía le llegó antes que nada, antes que la interpretación y las togas, es su «afición vital». «Mi madre escribía poesía y me la leía, me impactaba escuchar las imágenes que creaba», cuenta el socio de . Y no hubo regalo más especial en su primera comunión que el poema que ella le dedicó.

De Miguel Hernández a Marwan

¿Qué hace un poeta entre banquillos? «No es que me quite el alma de poeta. Utilizo la retórica para convencer al juez de que tu posición es la correcta con un lenguaje jurídico que es distinto. Son cosas compatibles. ¡Sé que puede llamar la atención pero a mí me parece normal!». Y aunque escribe «con cierta vocación» desde la adolescencia, no fue hasta 2010 cuando se lanzó a publicar porque «a los poemas les faltaba fundamento para salir de mi intimidad». Entre sus influencias señala a Miguel Hernández , clave en su adolescencia, pero también Lorca , Machado , Celaya , Mallarmé , T. S. Eliot , Octavio Paz ... así hasta Ben Clark , Marwan o Elvira Sastre , sus últimos descubrimientos. «Pero estamos en un momento en el que nos influencia todo, hasta los anuncios de viajes si están bien hechos. No sabes si las cosas te influencian por tanta saturación».

En el lenguaje jurídico, ¿hay poesía? «Tiene mala fama porque es difícilmente comprensible para el común de los mortales. Pero una exposición jurídica puede ser, más o menos, hermosa y también precisa. Las matemáticas son duras pero puedes escuchar a un matemático y quedarte embelesado e incluso entenderlo», sostiene este abogado de élite, que defiende desde constructoras a famosos como Ivonne Reyes . Y ensalza a sus colegas: «Desde luego, los que yo conozco son gente de un nivel cultural muy alto, lo cual me lleva a creer sin duda que leen mucho».

En «Aunque nunca fuera hoy», Trallero también habla del estancamiento de la memoria, de relaciones imposibles, de heridas constructivas... «El poemario tiene por leitmotiv el tiempo, hay melancolía por el pasado, por los momentos hermosos. Pero la única manera de seguir destilando del pasado lo correcto es siendo conscientes de que lo que te importa es el futuro. No recuerdo que autor decía: “Me interesa el futuro porque es donde voy a pasar el resto de mis días”». ¿Conservamos más y mejor los dolores que los triunfos? «Los dolores son más indelebles, el triunfo te engaña, te adula y dura poco, es una máscara. El dolor si lo sabes llevar es bueno tenerlo porque te ha permitido ser otro mejor».

Y hablando de amores doloridos y de deontología, el poeta-abogado no quiere profundizar en aquella «pérdida de confianza» con Bárcenas: « El caso fue muy mediático, de relevancia pública y social. A la persona creo que la conocí muy bien y merece mucho respeto como todos. Pendiente de recurso, el público conoce lo que ha dicho el tribunal», dice. A Trallero el Derecho le ha permitido «apreciar la fragilidad de la condición humana y nuestra indefensión ante las tragedias que nos ocurren». Pero siempre poetizará en genérico. A Bárcenas, al que conoce muy bien, le desea lo mejor «porque sé lo difícil que es oponerse a la dureza de una acusación».

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