La exmujer del escritor Emmanuel Carrère le acusa de mentir en su último libro
«Yoga» podría caerse de la lista del Goncourt porque Hélène Devynck, de quien el autor se separó en marzo, asegura en un artículo publicado en «Vanity Fair» que la supuesta novela es una «autobiografía llena de mentiras»
«Locura», «angustia» y «fantasías sexuales» enfrentan de manera esperpéntica al escritor Emmanuel Carrère (63 años) y la madre de sus hijos, Hélène Devynck (54 años), contribuyendo a incrementar las ventas de un libro autobiográfico, « Yoga », donde se «viola» un «contrato» que debía «regular» las «revelaciones íntimas» del escritor.
Durante algunos años, Devynck fue la primera lectora y una de las heroínas de varios libros de Carrère. Hasta que la relación amorosa terminó en divorcio , el mes de marzo pasado, tras «altos» y «bajos» que incidieron de manera compleja en la formación de tres hijos.
Formalista, la pareja Carrère / Devynck decidió firmar un «contrato», tras el divorcio, según el cual el escritor se comprometía a no volver a citar a su ex , de ninguna manera, en sus libros futuros. Ese documento se habría negociado mientras el escritor trabajaba en un nuevo libro autobiográfico, «Yoga», llamado a convertirse en uno de los «acontecimientos» de la temporada literaria que comenzó a primeros de septiembre.
«Yoga» vendió 160.000 ejemplares en apenas cuatro semanas, beneficiándose de la publicidad indirecta de un rosario de «revelaciones», reales y presumidas, comentadas por la prensa parisina, con distinto énfasis. Pierre Assouline , crítico de referencia, habla del «egocentrismo absoluto» de Carrère, de su «narcisismo, autodestructor y celoso, haciendo estragos».
Hélène Devynck, periodista, ex de Carrère, conocía el libro desde antes de su publicación. Y había recordado al autor y a su editor que existía un contrato que ese libro violaba expresamente . En una carta publicada en el mensual « Vanity Fair », Denynck afirma que editor y ex prometieron que serían suprimidos todos los párrafos y referencias directas, para respetar el contrato firmado por la pareja, insistiendo en este punto, capital: «¿Tengo derecho a la separación de mi ex, pero debo soportar, hasta la muerte las fantasías de mi ex marido? Mi personaje está expuesto en una fantasía sexual acompañada de revelaciones indeseables sobre mi vida privada».
Quizá se trate del punto capital: « Fantasías sexuales » de un escritor haciendo «revelaciones indeseables» sobre la «vida privada» de la madre de sus hijos.
¿Cómo han influido las «fantasías sexuales» de Carrère en las ventas de su libro? ¿En qué consisten las « revelaciones indeseables » sobre la intimidad de una mujer «violada» literariamente por las «libertades autobiográficas» de un autor?
Durante años, Carrère pudo tomarse libertades más o menos semejantes. Y Denynck fue su primera lectora y «crítica», encantada, aceptando compartir «intimidades» destinadas al consumo «literario» del «gran público».
Rota la relación amorosa. Denynck se siente «violada» y «profanada» , en el terreno más íntimo. Planteando, al mismo tiempo, otras razones de fondo en su réplica y denuncia publicada en «Vanity Fair».
La ex ataca donde más duele. A su modo de ver, Carrère vuelve a mentir, glosando su «heroísmo» (de loco de manicomio, durante una larga temporada) para tratar con un cierto desdén a quienes le acompañaban con dolor. Vuelve a mentir , según su ex, presentando como «verdades autobiográficas» unas fantasías que ella denuncia por su egoísmo narcisista, agregando: «La sinceridad prometida al lector es una falsedad, arreglada para servir y dorar la imagen del autor, insensible y extraño al sufrimiento de quienes estábamos a su lado en sus momentos difíciles».
«Los periódicos, continúa Denynck, se han creído la historia del hombre honrado y sufriente, aspirando a ser el mejor ser humano. El autor es muy libre de contar su historia como a él le conviene. Pero, a título personal, no deseo estar asociada al montaje de ese espectáculo a mayor gloria del autor, que me engañó y ha hecho trampas groseras para seguir utilizándome, publicado fantasías sexuales, haciendo revelaciones indeseables, violando, de palabra y de hecho, el contrato que ambos habíamos negociado».