El escándalo del escritor pedófilo destroza la leyenda de Saint-Germain-des-Prés en Francia
Dos editores más, Léo Scheer y La Table Ronde, renuncian también a comercializar su obra
El escándalo pedófilo criminal del escritor Gabriel Matzneff (83 años) está socavando los cimientos de la más antigua y ajada de las leyendas literarias de París, Saint-Germain-des-Prés , San Germán de los Prados, como prefería escribir José Martinez Ruiz, Azorín.
Desde finales del siglo XIX, los cafés y restaurantes próximos a plaza e iglesia de Saint-Germain-des-Prés, donde comenzaron las relaciones hispano francesas, fueron un lugar de cita de escritores, intelectuales, artistas.
Baroja consiguió buena parte de la documentación de las 22 novelas de su serie Memorias de un hombre de acción entre los muelles del Sena y los cafés de la plaza de Saint-Germain, conversando con Nicolás Estébanez Calderón. Azorín escribió muchas páginas de su obra en las inmediaciones del barrio, citado por Galdós en algunos de sus Episodios Nacionales. Picasso daba cita a sus admiradores en los cafés más famosos de la plaza.
De Apollinaire (vecino del barrio) a Jean-Paul Sartre (que vivió en el piso de su madre, en una de las esquinas de la plaza), pasando por Hemingway y Albert Camus , buena parte de la elite literaria parisina del siglo XX (con la excepción de sus dos únicos genios, Proust y Céline), pasó durante un siglo corto por el restaurante «Lipp», el «Café de Flore» y el «Café Les Deux Magots».
Ese mundo «literario» desapareció hace treinta o cuarenta años. Pero su «leyenda» es una «marca literaria» parisina que sigue vendiendo, mal que bien, los marchitos ecos de tan glorioso pasado.
El escándalo pedófilo criminal del escritor Gabriel Matzneff está dinamitando los venerables cimientos de ese mundo ido. El barrio seguirá siendo el más caro y atractivo de París. Pero la leyenda «literaria» se está desmoronando.
Instrucción judicial
Tras la orden presidencial de investigar judicialmente los presuntos delitos que no hubiesen prescrito, Matzneff se ha convertido en un personaje vergonzante que radio y tv califican de pedófilo criminal. Editores, periódicos, críticos literarios, «instituciones» oficiosas, que habían «jaleado» sus libros abiertamente pedófilos, «riendo» sus «conquistas» de niños y niñas de 11 a 15 años, «admirando» sus relatos de turismo sexual, en Manila, con niños prostituidos por sus padres… todos ellos se alejan ahora del pedófilo predador.
Gallimard fue el primer editor que anunció su renuncia a la difusión y comercialización de la obra de Matzneff, que lleva publicando desde hace más de veinte años. Otros dos editores, Léo Scheer y La Table Ronde , han tomado la misma decisión: abandonar al escritor a su incierta suerte. Los editores parecen temer las repercusiones de la instrucción judicial en curso.
«L’Ange Bleu», una asociación de prevención contra la pedofilia, ha decidido presentar una querella penal contra Matzneff, acusado en estos términos: «Provocación y consumación de atentados sexuales, violación de menores y apología del crimen». En Francia, las relaciones sexuales entre menores de quince años y mayores de edad están castigadas por el Código penal.
Por su parte, escritores e intelectuales comienzan a reaccionar de manera muy crítica contra la élite snob de Saint-Germain-des-Prés, en cuyos cafés y restaurantes Matzneff encontró sus principales amigos, aliados y cómplices.
Laure Murat, geógrafa y ensayista, comenta: «Matzneff contó con la complicidad pasiva de todo ese mundillo presuntamente literario… propongo el proceso de la “intelligentsia”, la intelectualidad parisina que perdió la cabeza con su hipócrita irresponsabilidad, en Saint-Germain».
Marc Weitzmann, escritor y periodista literario, añade: «Obsesionados con su narcisismo masculino, Matzneff y sus amigos de Saint-Germain perdieron la cabeza y la razón ética. Un mundo “literario” exangüe comenzó a autodestruirse elogiando a Matzneff. El pánico se extiende por los cenáculos vacíos de Saint-Germain».
Sylvie Brunel, escritora, agrega: «No, la época no era nada complaciente con la pedofilia. No. El comportamiento indecente de ciertas elites no tenía ni tiene nada que ver con la justicia y delitos cometidos contra niños y adolescentes indefensos».
Durante más veinte años, Matzneff fue una «estrella» en los cafés y restaurantes de Saint-Germain. Tras el estallido ha decidido alejarse, «recluido» en la periferia del parisino distrito V, donde vive en un piso pagado total o parcialmente por la alcaldía de París.
Un grupo de admiradores ha intentado defender al escritor pedófilo, con un «homenaje» celebrado en un café próximo a la Universidad de Jussieu , no lejos del domicilio del escritor. El homenaje terminó en escándalo, de otra naturaleza: grupos de estudiantes irrumpieron en la «ceremonia» dando gritos de este tipo: «¡Fuera de aquí, criminal pedófilo!». «¡Los pedófilos a la cárcel..!».
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