Ernesto Pérez Zúñiga: «A mí lo que me interesa de la literatura es la unión de almas»
El autor de «Santo Diablo» (Kailas) en 2004 vuelve con su último libro, «No cantaremos en tierra de extraños» (Galaxia Gutenberg)
El escritor Ernesto Pérez Zúñiga se mantiene firme en su carrera literaria, y lo demuestra con su última novela «No cantaremos en tierra de extraños» (Galaxia Gutenberg), que cuenta la historia de un español exiliado en Francia que vuelve a España a por la mujer de su vida. El libro es un conjunto de aventuras, amores, desamores, amistad, lealtad y mucha historia, la historia de España tras la Guerra Civil.
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Pérez Zúñiga, madrileño de sangre y granadino de corazón, estudió Filología Española en la Universidad de Granada y ha publicado ya todo tipo de relatos, novelas, libros de poemas, ensayos, artículos o críticas, entre otros. Destacan las novelas «Santo Diablo» (Kailas) en 2004, «El segundo círculo» (Algaida) en 2007, con el que consiguió el XVI Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, y «La fuga del maestro Tartini» (Alianza Editorial) en 2013, por la que ganó la XXIV edición del premio de novela Torrente Ballester .
-¿Qué espera transmitir a los lectores con este libro?
-Para mí el mundo de la escritura es una manera de conocerme a mí mismo y de comprenderme. De hecho, salvo escribir, casi todo lo demás me parece confusión. Yo utilizo la escritura para comunicarme con el mundo, entonces escribo lo que necesito escribir, y creo que ese es el secreto para llegar a los lectores, ya que cuando llegas a los lectores es porque conectas con su intimidad.
Para eso, lo que yo trato de hacer es conectar primero conmigo mismo, y así conectar también con el resto. Lo que me interesa de la literatura en general es la unión de almas.
-¿Podría captar toda la esencia de su libro en una sola palabra?
Es muy difícil elegir una palabra. Es una novela de aventuras, órfica, en el sentido de que Orfeo baja a los infiernos a rescatar a Eurídice, como pasa con el protagonista y su amada. En definitiva, un libro de aventuras.
-¿Por qué ha titulado así el libro?
-Cuando los soldados dieron con el templo de Jerusalén, se llevaron con ellos a los cantantes del templo. Después, en la orilla de Babilonia, los soldados les pidieron que cantasen, entonces ellos se negaron a hacerlo. Se rompieron los nudillos para no tener que tocar las arpas nunca más. Fue ahí cuando exclamaron: «No cantaremos nunca en tierra de extraños».
«Se rompieron los nudillos para no tener que tocar las arpas nunca más»
Este es el salmo que va cantando uno de los protagonistas cuando vuelve a España. Uno le dice al otro: «Ya que he perdido un país, salvemos a una persona». Entonces «No cantaremos en tierra de extraños» es la canción del exilio, la canción del que habiéndolo perdido todo quiere seguir buscando.
-En cuanto a la portada, ¿ha decidido usted la fotografía?
-Afortunadamente, la he elegido yo y me gusta mucho. Es una imagen muy periodística. Se trata del periodista Raymond Walker, que cruzó la frontera entre Francia y España para rescatar a un niño. Es una imagen muy simbólica, una persona que se aventura, que arriesga su vida por salvar algo valioso, porque no hay nada más valioso que salvar la vida de otro.
-¿Habrá una continuación del libro?
-Sí, tengo pensado hacer una segunda parte.
-¿Los nombres los ha elegido por alguna razón en concreto?
-He querido recuperar partes de mi primera novela. Manuel Juanmaría es el protagonista de «Santo Diablo», donde el personaje sale de España al terminar la Guerra Civil y es supuestamente mandado a fusilar.
«He querido recuperar partes de mi primera novela»
Luego está Ramón Montenegro, el otro héroe. Su nombre viene de Valle Inclán, que para mí es lo mejor del siglo XX español y una referencia estética.
Luego hay personajes que son históricos, muy importantes como es Barsky. O los personajes del Hospital Varsovia que son reales: María Gómez y Héctor Rubio, el director, eran personajes que existieron y a los que quería hacer un homenaje.
Después hay muchos personajes que o vienen del mundo de «Santo Diablo», como Ángeles o me he inventado.