Descubren un libro ilustrado inédito del autor de «Donde viven los monstruos»

«Presto y Zesto en Limboland», creado por Maurice Sendak y su colaborador Arthur Yorinks, se publicará en otoño de 2018

Dibujo perteneciente a «Donde viven los monstruos», de Maurice Sendak

Abc.es

Escondido en lo más profundo de los archivos de la casa de Maurice Sendak en Connecticut estaba el tesoro. Y, cinco años después de la muerte del autor de «Donde viven los monstruos», ha visto la luz gracias a Lynn Caponera, la presidenta de la fundación del escritor, así como su asistente y vieja amiga.

«Presto y Zesto en Limboland» es el título del manuscrito mecanografiado e ilustrado junto con su colaborador Arthur Yorinks. Fue creado por Sendak para acompañar la interpretación de la Orquesta Sinfónica de Londres de «Říkadla» en 1990, una composición de Leoš Janáček de 1927 que musicalizada las tradicionales nanas checas.

Caponera envió un correo electrónico con imágenes del editor de siempre de Sendak, Michael di Capua, y el libro llegará a las librerías en otoño del año que viene, una publicación póstuma de uno de los autores de libros ilustrados más influyentes de los últimos cincuenta años.

«Presto y Zesto in Limboland» es una de las tres colaboraciones que llevaron a cabo Sendak y Yorinks a lo largo de quince años. Las otras dos fueron «El Gigante de Miami» (1995) y «¿Mamá?» (2006), ambos editados también por Di Capua.

El título de la obra es un guiño que se hacen ambos autores. El propio Yorinks contaba a Publishers Weekley que Presto y Zesto eran los apodos que se pusieron entre los dos. Además, rememoraba: «Cuando vi las ilustraciones que Sendak había hecho pensé que era una lástima que fueran a verse una sola vez». Di Capua pensó lo mismo, pero la dificultad de traducir las rimas checas paró el proyecto de convertirlo en un libro.

Siete años después, la violinista Mindori le pidió a Sendak las ilustraciones para una pieza sinfónica para recaudar fondos para los programas musicales educativos destinados a niños con riesgo de exclusión social que organizaba su fundación. De nuevo, recuperaron el plan y pensaron en una narración para esos diz dibujos. «La historia se volvió un homenaje a nuestra propia amistad, así que le pusismos a los protagonistas nuestros apodos», relataba Yorinks en la citada publicación.

A pesar de estar finalizado, nunca llegó a publicarse porque ambos se enfrascaron en otros proyectos. Décadas después, Yorinks explicaba lo que sintió con su redescubrimiento: «Los recuerdos de cuando lo escribimos surgieron de forma maravillosa. Siempre teníamos mucha risa para esos chicos deprimidos».

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