Descubren la autoría de uno de los clásicos de la literatura del siglo XV
Un libro publicado por la Institució Alfons el Magnànim, Centro Valenciano de Estudios e Investigación, revela que fue Enyego d'Avalos el autor de «Curial e Güelfa», una obra cuya autoría era hasta ahora anónima
Un libro publicado por la Institució Alfons el Magnànim, Centro Valenciano de Estudios e Investigación, revela que fue Enyego d'Avalos el autor de «Curial e Güelfa», un clásico anónimo de la literatura europea del siglo XV.
La publicación, un resumen de la tesis doctoral de Abel Soler , marca un antes y un después en la lectura, comprensión e interpretación de esta novela caballeresca y la historia del hallazgo es también «entre detectivesca y novelable», según un comunicado de la Diputación de Valencia.
A diferencia del «Tirant lo Blanc» (Valencia 1460-1464), el otro gran clásico de las letras medievales catalano-valencianas, el Curial, se publicaba como un libro de autor desconocido desde que se descubrió la única copia conocida: un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid .
El anonimato suponía un gran obstáculo a la hora de entender una parte sustancial de la novela, que tiene gran relación con la biografía del escritor, según las fuentes.
Gracias a los estudios de Júlia Butinyà (UNED) y de Antoni Ferrando –catedrático de la Universidad de Valencia y director de la tesis doctoral de Soler– se sabía que la novela se había escrito en la Italia de Alfons el Magnánimo (el rey que se llevó la capital de la Corona de Aragón de Valencia a Nápoles).
El Curial se había redactado en un ambiente influido por el humanismo y, según los filólogos era la obra de un valenciano o de alguien con un lenguaje aprendido en Valencia pero con contactos con Castilla.
Lo que ha hecho Soler es precisar que el Curial (Nápoles-Milán 1445-1448) fue escrito por Enyego d'Àvalos (1414-1484), un caballero nacido en Castilla , pero criado desde los 7 u 8 años en Valencia, trasladado a Italia en la edad adulta e italianizado culturalmente gracias a haber vivido entre preceptores humanistas.
Vista la trayectoria y los intereses lectores de D'Àvalos, se comprende mejor el Curial como una obra de « caballería humanística », donde el caballero protagonista estudia los clásicos antiguos y es tan bibliófilo como el autor.
El libro sintetiza también la aventura cultural de un investigador intrépido y perseverante, que ha invertido cinco años en la investigación : la de buscar al autor del Curial por bibliotecas y archivos de Madrid, Valencia, Barcelona, Milán, Nápoles y otros lugares de Italia.
El autor descubrió que, al principio de la obra y repetido en tres ocasiones, el escudo que luce Curial en honor de su prometida es el mismo de la prometida de d'Àvalos.
También advirtió que el desfile de las Artes Liberales estaba « plagiado », incluyendo faltas de ortografía, de un manual de la corte milanesa de los Visconti, donde D'Àvalos fue cortesano de primera fila, y que el papel del códice de Madrid era el usado por el 1447 a la misma corte de Milán.
Además, encontró fragmentos del Curial extraídos de libros que poseía D'Àvalos y constató en la Biblioteca degli Intronati de Siena (Italia) que un libro titulado «Llibre de noblesa i cavalleria», mandado a copiar por d'Àvalos, contenía un relato de Boccaccio que condiciona buena parte del argumento del Curial.
Este cúmulo indicios que hacen atribuible la obra a D'Àvalos, «sin alternativa posible porque no había ningún catalanófono más en la corte capaz de escribir una obra tal», hace «innecesario disponer de un documento donde se exprese explícitamente que es el autor», según las fuentes.
Ahora «sería la hora de dedicarle alguna escuela, calle o instituto de educación secundaria», bromea el autor, que añade que este personaje del «siglo de oro» valenciano en un «dorado exilio napolitano» era el «eslabón perdido» de nuestra literatura clásica, ahora encontrado.