Delphine de Vigan: «A menudo es complicado dar las gracias, saber expresar gratitud sincera»
La autora francesa reflexiona sobre la vejez, la memoria y el paso del tiempo en «Las gratitudes»
A Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) le gusta concentrar en novelas breves y aparentemente sencillas, poco más de 150 páginas, temas complejos y poderosos como la lealtad, la anorexia o el agradecimiento. Es así como surgen pequeños prodigios como 'Las gratitudes'(Anagrama; Edicions 62 en catalán), libro que compone una suerte de díptico emocional con 'La lealtades' y con el que la autora francesa reflexiona sobre la vejez, la soledad y la importancia de las palabras. «Hablar es una manera de luchar», subraya la también autora de 'Días sin hambre' en un encuentro virtual con periodistas.
Una reflexión que en 'Las gratitudes' se articula a través de Michka, una anciana que acaba de ser ingresada en un geriátrico y que empieza a perder el habla por culpa de una afasia. Un hándicap con el que deberán lidiar Marie y Jérôme, narradores que ayudarán a la anciana a encontrar al matrimonio que la salvó de morir en un campo de exterminio durante la ocupación alemana. Ellos la acogieron y ocultaron y ahora Michka quiere agradecérselo, algo que no hizo en su momento. «A menudo en la vida es complicado dar las gracias, saber expresar gratitud sincera. Pensamos que tenemos tiempo y, de repente, ese alguien desaparece. Así que, asumiendo que no es tan fácil, quise escribir sobre este tema», explica de Vigan.
Y para hacerlo, añade, sólo se trazó una única línea roja: no caer en el sentimentalismo. «Se pueden abordar estos temas sin caer en él. En realidad, hablamos de soledad,encierro... Cosas ásperas y duras que suceden cuando nos hacemos mayores. Lo que yo quería era dibujar un lienzo de la vejez sin sentimentalismo», añade un autora que, puestos a jugar, prefiere hacerlo con toda la baraja: «Lo que me interesa es explorar emociones humanas de una manera general, tanto si son buenas como si son malas».
El papel de las residencias
Escrita como si fuese una de teatro y haciendo del minimalismo virtud, 'Las gratitudes' apareció en Francia en 2019, cuando el coronavirus aún no estaba ni se les esperaba y las residencias de ancianos no se habían convertido en un auténtico polvorín. De ahí que, apunta la escritora, su edición en España en plena pandemia resuene «de una manera distinta». «En Francia era un tema que ya se trataba los meses anteriores y se cuestionaba cómo se trataba a los mayores en las residencias. Ahora el foco se ha puesto en la soledad profunda en la que se han encontrado», relata.
A vueltas con la gratitud y la necesidad de expresar con palabras lo que muchas veces se da por hecho, la autora reconoce que el libro también nace a partir de una deuda pendiente familiar y un homenaje a su tía Monique, molde a partir del que creó a Michka. «Compensó muchas carencias familiares, se ocupó mucho de mi hermana y de mi. Murió con 99 años en una residencia y la visitaba mucho en un intento de devolverle parte de lo que me había dado. Quise crear el personaje a partir de estos recuerdos», apunta.