Darío Villanueva: «Negar la eficacia de la vacuna es una forma de posverdad»

El académico y crítico literario gana el premio Francisco Umbral al Libro del Año con su ensayo 'Morderse la lengua'

Darío Villanueva, en una imagen reciente Miguel Muñiz
Bruno Pardo Porto

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Dice Darío Villanueva que cuando abre el ordenador y lee cosas como que un individuo solicita la demolición del Acueducto de Segovia por ser un emblema de la dominación de los romanos sobre los iberos le cuesta morderse la lengua. Y precisamente así se titula su último ensayo, 'Morderse la lengua: corrección política y posverdad' (Espasa), que ha sido distinguido con el premio Francisco Umbral al libro del año. El galardón, dotado con 12.000 euros , viene a confirmar el éxito de esta obra, que ya ha alcanzado su séptima edición (se publicó en marzo) y que aparecerá en las librerías italianas en unos meses.

El crítico literario y académico resume la situación que denuncia en una frase: «Parece que la ignorancia está empoderada ». Y luego precisa: «El ignorante se manifiesta con mayor potencia. Se acalla la voz de los científicos, de los sabios, de los filósofos frente a los todólogos». Las dianas contra las que arremete son dos: por un lado, la posverdad, es decir, la mentira posmoderna; y por el otro, la corrección política o, lo que es lo mismo, la censura posmoderna, que difiere de la tradicional en que aquí es la sociedad civil y no el Estado quien la promueve y estimula.

A lo largo de las páginas, Villanueva va diseccionando estos fenómenos, que no han desaparecido de la actualidad más candente, ni mucho menos. ¿Cómo ha cambiado el panorama con la pandemia? Según su juicio, lo que tenemos son evidencias contradictorias. «Todo lo que rodea la pandemia ha favorecido mucho manifestaciones de la posverdad como las teorías conspiratorias y el negacionismo científico . Negar la evidencia de la eficacia de la vacuna es una forma de posverdad. O insistir en que la vacuna es un proyecto de dominación del universo… Tenemos el caso de Trump , el gran apóstol de la posverdad. Está demostrado que él sabía por informes de la gravedad de la Covid cuando lo negaba. Llegó a proponer cosas aberrantes como inyectarse lejía o someterse a baños de rayos ultravioleta y cosas por el estilo», recuerda. Pero, junto a esto, precisa el autor, «tenemos una ocasión para recuperar la credibilidad de los científicos, de los sabios, tal y como señaló Antonio Muñoz Molina en un artículo».

Mirando al futuro, lo que le preocupa es el riesgo de caer en la censura tradicional , al dejarse llevar por las opiniones de una minoría hipermovilizada. «La corrección política nace de instancias de la sociedad civil que no están reguladas como un poder establecido, pero tienen poder, fuerza e influencia. Ahora, en algunos casos, los principios de la corrección política los asumen el ejecutivo o el legislativo de distintos países. Si eso termina por ocurrir volveremos otra vez a la censura de siempre, a la censura eterna», lamenta. ¿En qué está pensando? «Ya hay algunos indicios. En el libro menciono el caso de una guía de lenguaje políticamente correcto publicada por el Gobierno de Brasil, y otra similar publicada por la Policía Metropolitana de Manchester».

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