Coronavirus

Cinco ensayos para leer durante el encierro

Los libros siguen ofreciendo un refugio en el que esquivar el incómodo tictac de los relojes. Aquí, cinco títulos que hablan de la nostalgia, del recuerdo, de la memoria, de la observación: de todo eso que podemos seguir cultivando desde el sofá

Detalle de «Hotel Room» (1931), de Hopper Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Bruno Pardo Porto

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Completada la primera semana de encierro, quizás con algo más de calma o resignación, sentimientos diferentes pero de efectos similares, los libros siguen ofreciendo un refugio en el que esquivar el incómodo tictac de los relojes. Aquí, cinco ensayos que hablan de la nostalgia, del recuerdo, de la memoria, de la observación, de la belleza o de la responsabilidad: de todo eso que podemos seguir cultivando desde el sofá.

1. «Sobre la nostalgia» (Alianza), de Diego S. Garrocho

Este pequeño ensayo ofrece un recorrido personalísimo, ameno y, por qué no, lírico, de ese sentimiento universal, tan antiguo como los hombres. El autor va tirando del hilo y, valiéndose de los clásicos y de su experiencia vital, descifra las claves de este fenómeno, literario e inevitable a partes iguales. «¿Y qué es, pues, aquello que extrañamos? Lo ignoramos, y ahí es donde se desvela la esencia de ese dolor de la memoria, puesto que añoranza e ignorancia acaban por ser una y la misma palabra», escribe. El libro está plagado de ese tipo de hallazgos. Aquí otro, para rematar: « Recordar es, precisamente, volver a pasar por el corazón, un volver a afectarse por aquello que había sido. La memoria, Aristóteles lo dirá hasta la extenuación, es una forma de pasión». En fin, un título delicioso, imprescindible para los que se regocijan en el recuerdo.

2. «El pie de la letra» (Lumen), de Jaime Gil de Biedma

Los ensayos completos de Gil de Biedma, nacidos al calor de sus lecturas y de su vocación de ser poema , son, en realidad, una suerte de autobiografía intelectual. Aparecen por estas páginas Byron, Baudelaire, T. S. Eliot, Cernuda, Claudio Rodríguez y muchos otros: autores que despiertan sesudas reflexiones sobre la condición humana y sobre la vida dispersa, cómo no, que era lo que siembre andaba buscando. También encontramos aquí, otra vez, el peso la nostalgia, la magia de la memoria, su ficción. Lo explica en el capítulo que dedica a Alberti («¿Adónde el paraíso, sombra, tú que has estado?»): «Los paraísos pretéritos son líricos esencialmente. Uno quiere volver a la infancia, por supuesto, pero de otra manera. Lo que quiere, para decirlo con palabras de Baudelaire, es "l'enfance retrouvée à la volonté"; ahí está toda la diferencia, todo el interés. Porque la volonté es la complicada voluntad perpleja de un bombre adulto, que acaso para imaginar el regreso necesite soñar con la Alejandría de los diácodos, como Kavafis, o con el restablecimiento de la Inquisición, como don Marcelino Menéndez y Pelayo». Más adelante, aclara: «Los paraísos interesantes son los engendrados por la nostalgia de la edad de oro. Pero para que en verdad interesen es necesario, además, que el soñador esté perfectamente convencido de que la edad de oro no existió nunca».

3. «El arte de ver las cosas» (Errata Naturae), de John Burroughs

La de John Burroughs, caminante incansable y escritor naturalista, es una voz menos conocida que la de sus colegas Emerson o Thoreau, pero igualmente indispensable para todos aquellos que buscan en la naturaleza algo más que un bonito paisaje. En este ensayo, el autor reflexiona sobre la mirada, sobre la necesidad de educar el ojo para que descubra lo que la costumbre nos oculta, esos pequeños detalles que, al cabo, son esenciales y definen nuestro mundo. Lo explica al principio del libro con un ejemplo: «En el transcurso de una gran fiesta en París, a la que acudieron tanto la emperatriz Eugenia de Montijo como la reina Victoria, un periodista hizo una observación: cuando los personajes reales iban a sentarse, Eugenia se giraba antes de hacerlo, para cerciorarse de que la silla estaba de veras allí, mas la reina victoria se sentaba sin darse la vuelta, segura de que habría un asiento preparado para ella, siempre lo había habido y siempre lo iba a haber. El corresponsal infirió que el incidente mostraba la diferencia entre nacer miembro de la realeza y convertirse apresuradamente después. Me pregunto cuántas personas en aquella concurrida reunión hicieron esta observación; seguramente muy pocas. Denotaba un don para ver las cosas».

4. «El mito de Sísifo» (Alianza), de Camus

Un clásico de un autor que no sólo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino que los años le han sentado estupendamente bien. Poco se puede decir nuevo sobre este título, capital en la obra del Nobel, y tampoco esa es la intención. Si su lectura es siempre recomendable, quizás hoy tenga más sentido que nunca. Él, alma libre y por tanto profundamente moral, apela constantemente a la responsabilidad individual, esa que tanto se repite ahora por la televisión. «El error estriba en pensar que la cantidad de experiencias depende de las circunstancias de nuestra vida, siendo así que depende sólo de nosotros. En esto hay que ser simplista. El mundo proporciona siempre la misma suma de experiencias a dos hombres que vivan el mismo número de años. A nosotros atañe tener conciencia de ellas. Sentir la propia vida, la rebelión, la libertad, y lo más posible, es vivir lo más posible», sentencia. Hay, además, dos máximas en estas páginas que sirven como brújula en cualquier momento. Aquí están: «Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable» y «Si bastara con amar, las cosas serían demasiado sencillas».

5. «A hombros de gigantes» (Lumen), de Umberto Eco

Humanista y sabio envidiable, Umberto Eco fue además un divulgador brillante, divertidísimo y provocador. Este volumen recoge las conferencias que dictó entre 2001 y 2015 en el festival literario La Milanesiana, lejos de la seriedad académica, donde dio rienda suelta a su faceta más lúdica. Con ese espíritu repasa la historia de la belleza, de la fealdad, de lo absoluto y de lo invisible, entre otras materias de estudio. Un menú variadísimo para los curiosos más eclécticos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación