El coronavirus anima la ficción apocalíptica
La aparición de la enfermedad aviva el interés por novelas como «La peste» o «Ensayo sobre la ceguera», que se disparan en las listas de ventas de las librerías italianas
si alguien teclea en Google el nombre Dean R. Koontz y busca el argumento de su libro « The Eyes Of Darkness », lo más probable es que se le dispare la fiebre y le entren ganas de revisar todos los episodios de «Expediente X» en busca de una explicación a semejante conjura. Porque ahí está, escrita en 1981, una novela que, vaya por Dios, preconiza la irrupción en el mundo de un virus mortal ideado por el gobierno Chino y llamado nada menos que Wuhan-400 . La realidad, empeñada en ridiculizar a la ficción, ha ido por otros derroteros de los descritos por Koontz hace casi cuatro décadas, pero si un efecto imprevisto ha tenido la expansión del coronavirus por todo el mundo ha sido el de mostrar la buena forma en la que siempre ha estado (y sigue estando) la literatura apocalíptica y, en especial, todo lo que tenga que ver con pandemias, virus e inoportunas enfermedades de riesgo extremo.
Tanto es así que en Italia, el país europeo en el que el COVID-19 está causando más estragos, parte de la población ha decidido consolarse buscando en las librerías referencias sobre epidemias, plagas y contagios literarios. Lo normal, vamos. Así, en los últimos días, dos títulos como « Ensayo sobre la ceguera », de José Saramago , y « La peste », de Albert Camus , han escalado posiciones hasta situarse entre los más vendidos en plataformas de comercio electrónico como Amazon y IBS.
En concreto, y según recoge «La Repubblica», la novela de Saramago era esta semana la quinta más vendida en Amazon , con un incremento de ventas del 180 por ciento, mientras que «La peste» subió en IBS del número 71 al 3. Un crecimiento pelín inquietante ligado por un lado a esa «ceguera blanca» con la que Saramago retrató, a través de una pandemia, los males de la sociedad del siglo pasado y, por el otro, al existencialismo que el francés deslizó bajo esa plaga que azotaba la ciudad de Orán para darle una nueva vuelta de tuerca a la muerte.
En España, de momento, el fenómeno literario y libresco no se ha reproducido (o, por mantener el espíritu, no se ha extendido), pero quien quiera combatir el pánico desatado por el coronavirus o entretener la cuarentena con un poco de literatura apocalíptica (las dos tazas del caldo, vamos), tiene un amplísimo surtido en el que escoger. Ahí están, por ejemplo, títulos como « El año de la plaga », de Marc Pastor, con su epidemia de plantas que transforman a la gente. O « La peste negra » que asoló Europa en el siglo XIV y a la que Luis Miguel Guerra dedicó su primera novela. O, si tenemos el cuerpo algo más predispuesto para adentrarse en el terreno de los zombies, el « Apocalipsis Z », de Manel Loureiro , en el que una enfermedad liberada de unas instalaciones militares convierte a los vivos en No Muertos.
También tenemos a autores que han hecho de las pandemias y enfermedades su razón de ser, categoría en la que destacan Robin Cook («Epidemia»), Michael Crichton («La amenaza de Andrómeda») o clásicos de la ciencia ficción como Robert Matheson («Soy leyenda») y George R. Stewart («La tierra permanece»). A su lado encontramos a superventas como Ken Follet, que coqueteó con los virus mortales en «En el blanco», o a clásicos de la talla de Daniel Defoe con su escalofriante «Diario del año de la peste». ¿Más nombres? Mary Shelley imaginó en «El último hombre» un mundo futurista que habría llegado al año 2073 arrasado por una inoportuna epidemia, Frank Slaughter especuló en «Epidemia» con una ciudad de Nueva York sumida en el caos y asolada por una plaga de ratas africanas a mediados de los años 60, Patrick DeVille siguió los pasos de Louis Pasteur en «Peste & Cólera», Robert Ludlum fantaseó en «El factor Hades» con un virus que seleccionaba concienzudamente a sus víctimas...
«La peste escarlata» de Jack London y «Oryx and Crake», de Margaret Atwood , tampoco pueden faltar en esta biblioteca portátil de pánicos y pandemias en la que, sin embargo, si hay un nombre que destaque por encima de los demás, ese es el de Stephen King . Y es que pocos han sabido sacar tanto provecho a las mutaciones víricas como el maestro del terror en «Apocalipsis», novela de 1978. En ella, King sacude toda la civilización a partir de un brote de gripe que deja el mundo hecho literalmente unos zorros. Quien sabe si para cuando termine el rodaje de la adaptación televisiva de «Apocalipsis», enésimo trasvase audiovisual del universo King, el coronavirus será ya historia o el autor de «La niebla» tendrá aún algo que decir.