La Casa-Museo Pessoa muestra la biblioteca privada del enigmático escritor portugués

El edificio reabre sus puertas y exhibe los libros que fascinaron al autor del "Libro del desasosiego": de Séneca y Rosalía Castro a Walt Whitman o la historia de la masonería francesa

La Casa-Museo de Pessoa abre tras una remodelación y la entrada es gratuita durante el mes de septiembre F. CHACÓN
Francisco Chacón

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La Casa-Museo Fernando Pessoa ha concluido una remodelación que significa un salto cualitativo: una verdadera revolución a la hora de preservar y difundir el legado del autor del ‘Libro del desasosiego’. Ya ha reabierto sus puertas este ‘templo de peregrinación’ literaria en el distrito lisboeta de Campo de Ourique, con entrada gratuita todo el mes de septiembre (lunes cerrado, mascarilla obligatoria, cita previa) y una vocación de espacio de diálogo en su máxima dimensión.

La principal novedad se centra en la nueva sección estrella del edificio porque se expone por primera vez la biblioteca privada del escritor , compuesta por unos 1.300 volúmenes. Y no es necesario correr para contemplar lo que leía el enigmático creador de una compleja red de heterónimos que no eran sino él mismo (Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos, Alexander Search o Bernardo Soares), porque se trata de una muestra permanente a partir de ahora, según ha confirmado Clara Riso, directora del especialísimo inmueble ubicado en la Rua Coelho da Rocha, muy cerca del Largo do Rato y del Barrio Alto.

Pueden verse los libros que compró, los que le regalaron, los que heredó, los que editó, los que llenó profusamente de anotaciones, la mitad de los cuales eran en lengua inglesa y datan de sus años en Sudáfrica, donde su padrastro ejercía como cónsul.

¿Qué leía Pessoa?

Llega a su fin la gran incógnita que atormentaba durante décadas a sus desconcertados admiradores: ¿qué leía Pessoa, para quien literatura y vida se fusionaban en su ser y en su existencia? Pues, por ejemplo, le fascinaban las obras completas de Rosalía de Castro , a la que leía en su lengua gallega original. O se apasionaba con Séneca, con sir Walter Trelawney, con Walt Whitman .

También se entusiasmó con los poemas de Carlos Queirós o con la ‘Historia de la masonería francesa’, de Albert Lantoine. Todos los ejemplares resultaron cuidadosamente archivados por un equipo internacional encabezado por el español Jerónimo Pizarro, el portugués Antonio Cardiello y el argentino Patricio Ferrari.

La consecuencia de tan concienzuda labor se traduce en que ese conjunto de libros está accesible a través de la web www.casafernandopessoa.pt desde cualquier lugar del planeta.

En realidad, todo lo que alberga este rincón se cataloga como Tesoro Nacional , comenzando por esa colección de lecturas y siguiendo por objetos, mobiliario, documentos o piezas de arte como el icónico retrato que le dedicó Almada Negreiros.

El icónico retrato que Almada Negreiros le dedicó a Pessoa F. CHACÓN

Filosofía, psicología, ciencias sociales, matemáticas, geografía, bellas artes, lingüística… el extenso legado se despliega en todo su esplendor, gracias a la colaboración de sus sobrinos y herederos Manuela Nogueira y Luis Miguel Rosa.

Clara Riso no deja lugar a dudas: “Los libros que pertenecieron a Pessoa constituyen el mayor acervo que guardamos y divulgamos. Nos permiten conocer el universo creativo del escritor, pues revelan su faceta como lector. Hemos colaborado de forma regular con los expertos para acompañar sus investigaciones y un nuevo acercamiento a la obra de Pessoa”.

Las casas de Pessoa

Más explicaciones acerca de la reestructuración interna del hogar donde el autor de ‘Mensaje’ residió los últimos 15 años de su vida: “Gran parte de estos libros están expuestos en una especie de caja fuerte. En los últimos años estaban resguardados por cuestiones de conservación y hoy están todos digitalizados”.

En absoluto fue la única morada de don Fernando en su ciudad natal, donde ocupó entre 16 y 20 viviendas. Basta un simple paseo por el centro de Lisboa para ver carteles con la leyenda ‘antigua casa de Pessoa’ en la Rua dos Douradores, no lejos de su restaurante favorito, Martinho da Arcada, o en la Rua da Trindade, donde se alza un hotel temático consagrado a su figura.

Lo que está claro es que la casa-museo se erige más que nunca en un puente literario trazado en paralelo a la Biblioteca Nacional, ubicada en la zona de Campo Grande y depositaria de los 27.000 papeles que dejó el autor al morir el 30 de noviembre de 1935.

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