La Biblioteca Nacional saca a la luz una de sus joyas más preciadas
La institución expone, hasta el 4 de enero, el libro de horas de Carlos V
![Una de las ilustraciones del libro de horas de Carlos V](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2019/10/10/libro-horas-carlos-v-kfkF--1248x698@abc.jpg)
Era un objeto de lujo, pero también religioso, como tantas otras cosas. Todos los burgueses tenían uno, hasta el punto de que se convirtió en el best seller del final de la Edad Media. Los libros de horas –de eso hablamos– se utilizaban para rezar, sí, pero cada copia era única por su decoración: la imagen importaba tanto, o más, que el texto, que siempre era el mismo. Hoy, de hecho, casi podemos verlos como pequeños museos, pues en su interior albergan un sinfín de ilustraciones de gran calidad y mimo que hacen las delicias de los paladares bibliófilos. A ellos, suponemos, va dirigida la nueva exposición de la Biblioteca Nacional de España (BNE), que muestra, por primera vez, una selección de las mejores páginas del libro de horas de Carlos V .
Este ejemplar, una de las joyas más preciadas de la institución, sale a la luz aprovechando su restauración, necesaria para devolver el brillo a sus imágenes (tiene más de 1.200) y para remedar los pequeños rotos de algunas de sus páginas, fruto del manoseo constante de sus propietarios, pues no olvidemos que era un libro de uso cotidiano y, también, que data de principios del siglo XVI, por lo que el paso del tiempo ha dejado una huella inevitable en él. Una vez termine su exhibición pública –el 4 de enero– volverá a encuadernarse y a ser solo objeto de investigadores. Por eso, según insistió ayer Javier Docampo , el comisario, la oportunidad que ahora brinda la BNE es «única»: pocas veces puede verse un tesoro de este calibre despiezado en diferentes vitrinas para análisis, y gozo, del curioso.
A pesar de su nombre, este libro de horas no fue encargado por el emperador. De hecho, no se tiene muy claro cómo llegó a sus manos: se baraja la posibilidad de que fuera parte del botín que se llevó de Francia en 1525 después de la batalla de Pavía o de que se tratase de uno los múltiples regalos diplomáticos que recibió del país galo (su origen francés parece innegable). Y esto suponiendo que en algún momento llegara a estar en sus manos, una posibilidad que solo se sostiene por una modesta inscripción latina de la primera página, en la que aparece nombrado Carlos V. Sea como fuere, su valor no reside en su antiguo propietario, sino en las peculiaridades de sus ilustraciones, que se alejan de la tradición de este género.
![Otra de las páginas expuestas del libro de horas de Carlos V](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2019/10/10/libro-horas-carlosv-2-kfkF--510x349@abc.jpg)
Para empezar, el calendario reglamentario, que usualmente se iluminaba solo con escenas del zodíaco y con los trabajos de los meses, aparece aquí enriquecido con una insólita narración gráfica de finalidad moralizante. Así, podemos seguir la vida de dos hermanos antagónicos: uno devoto y dedicado por entero al bien, que asciende al cielo, y otro enredado en la lujuria, que terminará (dónde si no) en el infierno.
Pero hay más singularidades. A lo largo del libro se suceden escenas bíblicas –del Génesis o los Evangelios, por ejemplo– que componer un complejo discurso teológico, muy poco común en la época, que serviría como una suerte de guía de la vida cristiana. Por ello, Docampo sostiene que un teólogo debió guiar a los diferentes artistas que trabajaron en el libro. Que se sepa, por cierto, fueron cinco: el Maestro de Martainville, el Maestro de la Crónica Escandalosa, el Maestro de Robert Gaguin, el Maestro Morgan 388 y el Maestro Jacques de Besançon. Los cinco estaban entre los más importantes de París alrededor del año 1500...
No falta en estas páginas el clásico « Oficio de los difuntos », un espacio perfecto para las imágenes más macabras de este conjunto. Para muestra, «La danza de la muerte», representada, como era normal en el mundo medieval, con un esqueleto que arrastra a las distintas clases sociales. Ya se sabe: la muerte siempre ha sido un clásico en la historia de la literatura, aunque hay libros que consiguen esquivarla.
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