Juan Gómez-Jurado
Bernie Gunther, ese loco
Si algo caracteriza a las novelas de Philip Kerr, escritor escocés fallecido el viernes, es su rabiosa originalidad, su capacidad para correr riesgos y su prosa ágil y sucinta
Si algo caracteriza a las novelas de Philip Kerr es su rabiosa originalidad , su capacidad para correr riesgos y su prosa ágil y sucinta. Cojamos a Bernie Gunther , por ejemplo, el protagonista de la saga «Berlin Noir». Ese policía alemán que decide abandonar su cómodo puesto en la Kripo cuando los nazis ascienden al poder. Las purgas internas en la policía son el motivo más directo, pero debajo subyace el deseo de Gunther de servir a una moral superior, por inasible y compleja que esta sea.
La saga del autor escocés es, desde su punto de partida, un cúmulo de contradicciones . Sí, su premisa es tan sutil como un martillo pilón. En un país donde todos se refugian en las órdenes y la cadena de mando, Gunther recorre el camino menos transitado. Pero su deseo de hacer el bien y vivir dentro de los límites difusos de la verdad está lleno de compromisos. Consigo mismo y con su moral. Gunther no es un héroe, ni un mártir . Y sin embargo se comporta a veces de manera heroica y es capaz de sacrificarse. Y se convierte en un detective privado, pero acaba ingresando en las SS .
Y es que, como el proverbial salmón, Gunther nada río arriba lo que el río le deja. Un río lleno de miedo, de «Violetas de marzo», ese epíteto con el que los nazis viejos designaban a los alemanes que se apuntaron al Partido Nacionalsocialista Alemán cuando no quedaba otro remedio. En ese río, y con su propia esvástica sobre la solapa, Gunther pugna por no ahogarse en cada página de la serie. Novela negra de la mejor clase , acompañada de una excelente documentación, que sumergirá al lector en las turbias aguas de los finales ambiguos y las conclusiones propias. Kerr es un escritor necesario , en esta época sin certidumbres, en la que pensar por uno mismo sigue siendo tan heroico como aterrador.
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