Bernhard Schlink: «Contar historias es una manera de contrarrestar la muerte»
El escritor y jurista alemán, autor de «El lector», publica «Mujer bajando una escalera»
Explica Bernhard Schlink (Bielefeld, Alemania, 1944), magistrado bregado en el Tribunal Constitucional de Renania del Norte-Westfalia, que, en su día a día, el escritor y el jurista conviven sin demasiados problemas. En su caso, la realidad y la ficción habitan en habitaciones separadas. «La única molestia es cuando el jurista no le deja demasiado tiempo al escritor para escribir», relativiza. Minutos más tarde, sin embargo, la escasez se tornará abundancia cuando el creador de la trilogía protagonizada por el detective privado Gerhard Selb reconozca que en esas apreturas está la clave de su estilo, sobrio, preciso y extremadamente conciso. «Eso se debe a que no tengo mucho tiempo para escribir y son capítulos que puedo escribir en un día», explica.
Es así como ha dado forma a obras de impacto internacional como «El lector», best-seller bendecido con una oscarizada adaptación cinematográfica, y como ha escrito ahora «Mujer bajando una escalera» (Anagrama), un thriller que es en realidad la historia de un cuadro y de una mujer, la que aparece desnuda en el lienzo bajando una escalera, a la que se disputan tres hombres. Una historia de historias tras la que se esconde el poder de la palabra como antídoto contra la muerte. «No tengo ni idea de por qué una historia me encuentra a mí. Es durante el proceso cuando empiezo a ver qué temáticas más universales aborda la novela», sentencia Schlink.
En el caso de «Mujer bajando una escalera», la idea es casi tan antigua como la propia literatura: la fuerza de la imaginación y las palabras para conjurar la mortalidad. «Lo que de alguna manera intenta contrarrestar la muerte es el hecho de narrar historias. Me resulta imposible imaginar un mundo sin historias: que nos las cuentan, contarlas… Crecer y evolucionar con las historias», explica. Y no solo eso: además de contarlas, también hay entenderlas y hacerse entender. Quizá por eso tanto el escritor como el jurista coinciden a la hora de subrayar la importancia de ser «inteligible y comprensible» tanto en las novelas como en los escritos judiciales. «En una democracia hay que ser capaz de explicarlo absolutamente todo», argumenta Schlink recordando una de las frases que le solía decir su madre cuando era pequeño.
La vida después de «El lector»
A esa máxima se ha aferrado para escribir y publicar una docena de novelas y para intentar explicar desde la distancia por qué el tsunami de «El lector» no se lo llevó por delante. «El éxito fue un regalo, pero no un problema, ya que un éxito así sólo llega una vez en la vida, al menos a alguien como yo. Si el éxito me hubiese llegado con 25 años sí que hubiese sido un problema, pero ya tenía 50 y había escrito otras cosas antes», apunta.
Con todo, si hay algo que se le resiste a Schlink, profesor universitario en Nueva York y jubilado como juez desde hace una década, es lograr entender qué está ocurriendo ahora en Europa. «Es una situación muy preocupante, pero aún lo es más el auge de la extrema derecha, y creo que no es algo exclusivamente alemán, se está produciendo en toda Europa», zanja.