BCNegra 2017

Olivier Norek: «En Facebook está nuestra ficha policial»

Su «Efecto dominó» fue proclamada mejor novela europea en el festival Quais du Polar de 2016

Olivier Norek, ayer en Barcelona INÉS BAUCELLS

SERGI DORIA

Un joven en la peor cárcel de Francia. Un plan delictivo para liberarlo que pone al descubierto la frágil seguridad de los archivos policiales. Un secuestro. La captura de un pedófilo... Hechos que desatan el «Efecto dominó» (Grijalbo); esta historia de Olivier Norek (Toulouse, 1975) mereció el premio a la mejor novela negra europea en el festival Quais du Polar . Tres novelas en tres años –«Code 93», «Territoires» y «Efecto dominó»– de un autor que fue teniente en Sena-Saint Denis, el peor departamento judicial de París.

Cuando escribió sus primeros relatos, cumplidos los cuarenta, Norek comenzó una segunda vida: «Antes me obsesionaba por el delito y ahora me interesa el placer de los lectores» , apunta. De sus quince años en la policía aprovecha un 95 por ciento: «Cambio nombres y lugares de los hechos porque no quiero aprovecharme de las víctimas. Los casos, los acontecimientos sociales y políticos, las técnicas de investigación son fieles a la realidad». Literatura nacida de la experienciaque no excluye las dificultades de la investigación. Norek pone un ejemplo: «La policía ha de esperar cuatro días para un resultado de ADN y en las novelas y películas siempre se obtienen el mismo día...».

¿Las prisiones francesas son tan terribles como la que aparece en su novela?, preguntamos: «El nivel del sistema penal francés y sus sistemas de seguridad es muy bajo, un vigilante por cada trescientos presos. Constantemente estallan motines. Hablé con directores y funcionarios. Y como la novela es un chaleco antibalas te permite contar todo, he concentrado esos datos en la prisión de Marveil, un nombre inventado».

La tecnología es clave en «Efecto dominó». Combatir la delincuencia se ha convertido en una competición con hackers y expertos en aplicaciones: «Utilizamos drones para observar el territorio antes de intervenir... Y el delincuente lanza un rayo láser que destruye la pequeña cámara del dron...». Ya no se puede novelar como antes: «A veces siento la tentación de contar una historia que transcurra en 1910», bromea Norek. No todo son pegas: «Con los móviles y las redes sociales el crimen perfecto ya no es posible. En Facebook está nuestra ficha policial. Nos hemos convertido en nuestro propio Big Brother. Una simple foto de cumpleaños puede ser una pista».

Después de tratar con tantos asesinos –antes de policía estuvo en misión humanitaria en la ex Yugoslavia–, Norek concluye que, en tiempos de paz, «el asesinato sin remordimiento no existe» porque, como escribe en «Efecto dominó», «matar es matarse un poco». Otra cosa es la guerra, donde la vida no vale nada. En la antigua Yugoslavia conoció a un francotirador: «Cuando pasaba un niño le disparaba en la rodilla y luego esperaba que saliera la familia para acabar el trabajo... Pero, incluso ese asesino, acabó teniendo remordimientos».

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