Alfonso J. Ussía: «Antonio Vega me llevó al infierno y me trajo de vuelta»

El autor debuta en la ficción con 'Vatio', novela en la que aborda la relación que tuvo con el músico madrileño

Alfonso J. Ussia, autor de 'Vatio', libro en el que aborda, desde la ficción, la relación que mantuvo con Antonio Vega ABC

Arcadio Falcón

‘Vatio’ (Coba Fina) se lee rápido; buena señal. La historia es cercana y algo nostálgica, pues ocurre en un Madrid –en un mundo– que ya no existe. Nos cuenta la historia de Andy ( Alfonso J. Ussía ), y su viaje de ida y vuelta a los s siguiendo a Polo Targo, alter ego del cantante y compositor Antonio Vega . Es una novela intensa, basada en hechos reales y llena de música, drogas, tristeza y redención. Andy, que empieza siendo un aspirante a músico, conoce a su ídolo, Targo. Conectan y se convierte en su asistente personal; una especie de chico de los recados que acaba ganándose la confianza total del artista. Juntos, recorren la península en autobuses malolientes, se meten en un lío grande con un clan de la droga en los 'Poblados', componen, consumen y conocen a fondo el mundo musical que está tras los focos.

Inspirado por los pioneros del nuevo periodismo , la novela, en sus descripciones, evoca el tono de maestros como Gay Talese o Tom Wolfe , que seguían a rajatabla aquella máxima de Simenon: «Observa y no juzgues».

- La persona que nos cuenta la historia, Andy, evoluciona muchísimo a lo largo de la novela. Es casi como una crónica sobre la pérdida de la inocencia…

- Sí, aunque tampoco es que yo fuera un niño inocente en ese momento. Vivía sólo desde los 18 años con mis amigos, hacíamos de todo, íbamos a todos lados… Esa perdida de inocencia fue más un desencanto con el retrato que hay de la música. Me recuerda a una frase de ‘Ojos de Gata’ de Enrique Urquijo: «Pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario». Eso es lo que yo no sabía antes de esta loca aventura con Antonio.

- Ver al hombre tras el personaje…

- Claro, eso es. Pasan muchas cosas cuando entras en ese mundo de la noche, el rock n’ roll y los excesos sobre las que no tienes referencia, porque no son circunstancias que se den en una vida 'normal' y nadie puede prepararte para ello. Yo no entendía, por ejemplo, cómo una persona puede estar en el cielo y en el infierno el mismo día, y eso era alguno común en la vida y el círculo de Antonio.

- La novela sin duda respira esa crudeza. Me recuerda a obras americanas de mediados de siglo XX, donde los escritores se empezaron a introducir en la historia pero siempre sin alterarla.

- Tengo muchas referencias literarias de ese estilo. Absorbí todo lo de la generación beat cuando era (más) joven, Truman Capote, Paul Auster… pero también es cierto que hay que buscar una voz propia, que al final es lo más difícil.

- ¿Le costó encontrar esa voz con esta historia, tan personal y cercana para usted?

- Sí, mucho. La novela la escribí dos veces; la primera vez en primera persona y con los nombres reales. Pero me daba mucho miedo que se convirtiera en algo que no es. El primer tabú era que no quería construir una historia que acabara dejando la figura de Antonio en mal lugar; el segundo fue al darme cuenta de que tenía que hacer una historia universal, y eso era imposible usando los nombres reales de los personajes.

- ¿Por eso Antonio Vega es Polo Targo y usted es Andy?

- Sí, exacto. Pensé que, si llegara el día de mover la novela internacionalmente (por ejemplo), en París nadie entendería una historia sobre un cantautor español. Por eso creé ese alter ego que, aunque es exactamente la misma persona, me permite hacer de la historia algo mucho más universal. Y Vatio… es porque él era un Vatio en sí mismo, es una palabra que define a la perfección su esencia

- De entre todos sus talentos, el que más destaca para usted es su capacidad como guitarrista.

- Era un músico tremendo, sobre todo con la guitarra. A muchos conciertos teníamos que ir con dos o tres guitarras, simplemente porque le encantaba jugar con las afinaciones, quitándoles cuerdas… Su creatividad era enorme y donde más se veía era en ese virtuosismo y búsqueda de sonidos nuevos.

- Al principio de la novela, Andy (usted) quiere ser músico y dedicarse a las canciones. ¿Qué pasó?

- Sí, yo quería dedicarme a la música, pero al poco de conocer a Antonio me di cuenta de que nunca podría llegarle a la suela del zapato. Fue algo que me vino bien, porque empecé a ver las cosas de otra forma y a buscar mi sitio dentro del mundo. Siempre he sido muy observador y atento a los detalles, así que empecé a pensar en escribir, algo que él me animaba a hacer; le gustaba cómo escribía.

- Imagino que fue duro 'perder' ese sueño.

- Fue duro pero también muy revelador. Muchas veces Antonio venía a mi casa a ayudarme con canciones y maquetas que tenía y, claro, tengo algunas en las que parezco Frank Sinatra (risas). Tenía un don para poder grabar lo que quisiera y ahí me di cuenta de que ese no era mi camino.

- ¿Qué fue lo más valioso de toda esa época a nivel personal?

- Lo principal fue llevarme al infierno y traerme de vuelta. Me ha dado unas tablas para escribir que son muy difíciles de coger. Tengo una vida muy especial a mis espaldas y eso él me lo regaló muy joven. Aprendí mucho sobre la lealtad, el respeto, el amor… y el vértigo. Estuvimos cerca de tener algún problema muy grande varias veces. Al fin y al cabo, ibamos al sitio más peligroso de Europa (Las Barranquillas) casi a diario. Allí descubrí realmente el significado del miedo.

- ¿Y a nivel creativo/literario?

- A mí me gusta mucho, desde siempre, pasear por la calle y observar a la gente. Llegó un momento, cuando estábamos en plena vorágine, en el que empecé a ver a las personas de forma diferente, más profundo. Era como si pudiera ver los dramas individuales, sus problemas, sus ilusiones… sólo con mirar.

- Algo así como el 'Fame and Obscurity' de Gay Talese, ese maravilloso ensayo en el que retrata, sin filtros, Nueva York.

- Pues sí, algo parecido. De esa forma de ver la vida viene también mi estilo literario, claro.

- ¿Le costó volver al mundo real después de esos años con Antonio?

- No, porque también me ayudó en esa fase. Necesitaba un descanso después de tantas aventuras y al final de la novela creo que se ve, pasan varias cosas que son decisivas para que cambiara de vida. Después estuve trabajando en EMI, llevando el sello de Capitol durante tres años y sabía que quería escribir, eso lo tenía claro. Empecé escribiendo sobre música en varios medios y poco a poco fueron surgiendo proyectos.

- ¿Qué le depara el futuro a Alfonso J. Ussía?

- Acabamos de lanzar la segunda edición de 'Vatio', así que realmente feliz por la buena acogida. Ahora estoy trabajando para conseguir llevar la historia a la pantalla, creo que tiene todos los alicientes para ser una buena película. También estoy trabajando en dos novelas más, una que espero pueda salir en diciembre con Coba Fina, así que muy contento.

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