La afilada parodia con la que Arturo Pérez-Reverte deja en evidencia al Ministerio de Igualdad

«Estremece que el ojo censor de quienes velan por nuestra sociedad esté ahí, siempre atento a que no pisemos los límites que la nueva moralidad» afirma en su columna dominical del XL Semanal

ABC

A finales de mayo, la directora del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, Beatriz Gimeno (Podemos) enviaba una carta a una pequeña empresa de San Sebastián de los Reyes (Madrid) en la que le daba un toque de atención por vender unas placas infantiles que, a su juicio, eran sexistas.

«Aquí duerme una princesa» o «Aquí duerme un pequeño héroe» eran los carteles que, según del organismo dependiente del Ministerio de Igualdad, que dirige Irene Montero contribuyen: «a fortalecer los estereotipos de género , vinculando a las niñas con el papel tradicional de princesas de cuentos y a los niños con roles vinculados a la acción, como los personajes de acción o súper héroes».

Arturo Pérez-Reverte ya terció en la polémica en su día reproduciendo la carta en sus redes sociales y alentando un gran debate y, ahora, ha vuelto a la carga en su columna dominical en el suplemento XL Semanal.

En «...Quedo a la espera de una respuesta», el académico de la RAE afirma que el citado oganismo le ha enviado una misiva con similares características al recibir una queja con «la existencia de comentarios y comportamientos d e carácter sexista, machista y racista en boca de personajes de algunas de sus novelas ».

«Este tipo de textos, teniendo en cuenta sobre todo el amplio público al que pueden ir dirigidos , desde jóvenes en edad escolar como es el caso de su Capitán Alatriste (lectura recomendada por personal docente en cierto número de colegios), hasta otras clases de lectoras y lectores, contribuyen a fortalecer los estereotipos de género , en especial cuando se narran escenas de contenido sexual en algunas de las cuales, explícitamente relatadas, el varón adopta determinados y arcaicos roles dominantes », continúa la carta.

Tras avisar de que el texto inventado era reflejo de la original que causara la polémica, explica el trasfondo de la simulación : « Estremece que esa clase de cartas puedan ser reales , cuando lo son, o que admitamos con naturalidad que puedan serlo, cuando no lo son. Y sobre todo, que el ojo censor de quienes velan por nuestra sociedad esté ahí, siempre atento a que no pisemos los límites que la nueva moralidad –la suya, con ese siniestro correcto tratamiento– establece».

Por último, el escritor defiende su postura frente a estos mensajes coercitivos: «Vivo de contar historias y me gusta hacerlo en lugares donde el único límite a la libertad sea un código penal hecho por juristas sabios , no por idiotas oportunistas resueltos a controlar desde el dormitorio de un hijo hasta el pensamiento de un adulto. Estoy harto de salvadores y apóstoles que pretenden vigilarme. Quiero oír a Pablo Iglesias diciendo libremente que desea liquidar la monarquía, a Santiago Abascal afirmando que quien aborte irá al infierno».

[ Lea aquí el artículo completo de Arturo Pérez-Reverte en la revista XL Semanal ]

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