Salvación de la realidad

Poeta de la primera generación de la posguerra, discípulo y colaborador de Dámaso Alonso y nuestro máximo teórico de la expresión poética

Salvación de la realidad abc

POR JAIME SILES

Poeta de la primera generación de la posguerra, discípulo y colaborador de Dámaso Alonso y nuestro máximo teórico de la expresión poética, Carlos Bousoño fue, desde muy pronto, una excepción en el mundo de nuestra literatura, que contribuyó a explicar no desde fuera sino desde dentro de sí misma , analizando sus mecanismos de lenguaje y sistematizando muchos de sus recursos con su luminosa inteligencia y su no menos brillante claridad.

La poesía de Vicente Aleixandre, la de Juan Ramón Jiménez, Claudio Rodríguez, Francisco Brines y Guillermo Carnero fueron objeto de su atención, como lo fue también el símbolo, el chiste, la metáfora y cuantos elementos y recursos intervienen en la creación. Ortega y Gasset reconoció su valía intelectual muy pronto . Su propia generación también, y lo mismo hicieron las dos siguientes: la del 50, con la que casi más que con la suya propia se identifica, y la de los novísimos, que tuvo en él a uno de sus maestros de pensamiento, siempre lo respetó y admiró. Carlos Barral dijo que era nuestro Roland Barthes y lo cierto es que las ideas críticas de Carlos Bousoño determinan e impregnan casi toda la escritura poética de la segunda mitad del siglo XX, en cuyas polémicas estuvieron siempre muy presentes.

Premio de la Crítica, Premio Nacional de Poesía, Premio de las Letras Españolas, Premio Príncipe de Asturias, Académico de Número de la Real Academia Española de la Lengua, Bousoño fue, sobre todo, un poeta de múltiples y variados registros , que se extienden desde lo religioso hasta lo metafísico y lo existencial, que introdujo en nuestra poesía un tipo de composición que, sin ser conceptista, articuló una sintaxis muy compleja, proporcional a la profundidad de su pensamiento mismo, que, sin dejar de ser tan lúcida como lírica, venía a decir y salvar nuestra realidad.

Para él –como dice en «El martillo en el yunque»– en el poema todo se reúne y se suma . Su muerte nos priva de un maestro, de un amigo y de un poeta del que mucho aprendimos y cuya radical indagación en todo lo poético contiene todavía mucha materia sobre la que meditar y discurrir.

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