Agentes literarios, un negocio a la sombra de Carmen Balcells

Medio centenar de agencias beben del modelo que impulsó la «Mamá Grande»

Agentes literarios, un negocio a la sombra de Carmen Balcells ignacio gil

david morán

Carmen Balcells fue, como destacaban el lunes quienes trabajaron con ella, única e irrepetible. Tanto es así que buena parte de lo que hoy se conoce como agencias editoriales y manejo de la venta de derechos nació a la sombra de su agencia y de ese modelo que ella se encargó de importar de Estados Unidos, transformando al autor en eje central de la negociación.

No es de extrañar que, del medio centenar de agencias literarias que actualmente se encargan de mediar entre escritores y editoriales, algunas de las más destacadas estén fundadas por personas que trabajaron junto a Balcells. Es el caso de Antonia Kerrigan, quien desde hace más de tres décadas se encarga de los derechos -especialmente de los internacionales- de 150 autores, entre ellos algunos tan destacados como Carlos Ruiz Zafón, Javier Sierra, María Dueñas, Víctor del Árbol o Jorge Volpi, Fèlix J. Palma. A su lado destacan también Mónica Martín, quien desde M.B Agencia Literaria ha conseguido reunir en un mismo catálogo a Enrique Vila-Matas, Jordi Soler, Marcos Giralt-Torrent, Felipe Benítez Reyes y Miqui Otero, entre otros; y Mercedes Casanovas, otro nombre histórico del negocio que representa a Javier Marías, Juan José Millás, Boris Izaguirre, Martín Caparrós o Carmen Posadas.

En los últimos tiempos, uno de los nombres que más relevancia ha adquirido ha sido el de Anna Soler-Pont, fundadora de la agencia Pontas y responsable de maniobras tan celebradas como el fichaje del escritor sueco Jonas Jonnason, autor del best-seller «El abuelo que saltó por la ventana y se largó»; el impulso internacional de Dolores Redondo; o la sonada firma de una quincena de contratos de traducción para la primera novela de Milena Busquets, «También esto pasará». En sus manos (y en las de Silvia Bastos, Palmira Márquez y Sandra Bruna, entre otras) queda ahora buena parte de un negocio sobre el que sobrevuela un interrogante nada menor: ¿qué ocurrirá con la agencia de Balcells? La posible alianza con el todopoderoso agente estadounidense Andrew Wylie, anunciada en mayo de 2014, parecía una buena manera de garantizar su continuidad.

Las negociaciones, sin embargo, se acabaron torciendo y mientras Balcells barajaba (y desechaba) otras cinco ofertas de compra de la agencia –las más destacadas, las del agente inglés Andrew Nurnberg y el antiguo director general de Mondadori en Italia, Riccardo Cavallero–, Wylie movía pieza por su cuenta y anunciaba, a finales de agosto, la apertura de una oficina de su agencia en España.

Ahora, a la espera de que Wylie pueda tantear el terreno, lo poco que se sabe es que Lluís Miquel, el hijo de Balcells, heredará el la totalidad –ya poseía el 10% restante– de una agencia en la que nunca estuvo demasiado involucrado. En sus manos queda, pues, el futuro de un negocio que fue la obra de vida de una Balcells que, según el Ministerio de Cultura sí que tuvo tiempo de ultimar la venta por 1,5 millones de euros del resto de archivo, 3.200 metros lineales de materiales que se sumarían a los 1.000 que el Gobierno ya adquirió en 2010 por 3 millones de euros.

En declaraciones a Efe, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, aseguró ayer que en dos años de negociaciones Balcells siempre ha manifestado su expreso deseo de que lo que aún permanecía en su poder se uniera a lo que el Estado le compró en 2010. «Es un proyecto ya cerrado, trabajado y negociado. Yo mismo he mantenido varias conversaciones con ella en su casa de Barcelona, y hay intercambio de correspondencia al respecto», explicó Lassalle.

Con todo, el conseller de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, anunció también ayer a través de un comunicado que en los últimos meses había mantenido contactos con Balcells para abordar «la posible adquisición del legado literario, vinculado a determinados fondo de su propiedad y a otros bajo la propiedad de autores o herederos». Según Mascarell, habían acordado verse para volver a hablar a lo largo del mes de septiembre, «a la vuelta de vacaciones», un encuentro que, añadía el conseller, «lamentablemente no ha podido ser».

«Como conseller y como Govern, Carme merecía mi interés para que su fondo ingresara en la Biblioteca Nacional de Cataluña», subraya Mascarell en una nota en la que también hace referencia al acuerdo entre Balcells y el Ministerio de Cultura. «Si el Ministerio de Cultura ha comprado este fondo, lo respetaremos; y en caso contrario, y si es oportuno, lo hablaremos con los herederos», puntualiza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación