Álvaro Navia-Osorio, un español referencia militar de Federico el Grande y Napoleón
Su obra «Refelxiones militares» sigue siendo una de las grandes obras sobre la estrategia. Fue soldado y también jun ilustrado
Ahora que Internet nos proporciona el acceso a un gigantesco archivo que supera con creces el saber contenido en los anaqueles de la Biblioteca de Alejandría , resulta verdaderamente gratificante dar con españoles desconocidos entre la mayoría de sus conciudadanos, però que han sido, sin embargo, respetados y admirados por lo más grande de la Historia Universa l. Así somos, y parece que nunca nadie nos va a hcer cambiar.
Gracias a un compañero de nuestra Sección de Cultura, Toni García, asturiano de pro como el personaje que en breve les presentaremos. Es más, lo presentaremos ahora mismo: se trata del marqués de Santa Cruz de Marcenado, de nombre y apellidos cristianos Álvaro Navia-Osorio y Vigil de Quiñones , vizconde de Puerto, que entre otras «menudencias» fue autor autor de las «Reflexiones militares», libro de referencia para Federico el Grande y Napoleón. Pero no sólo el marqués fue un teórico, sino también un hombre de armas, teniente general de nuestro Ejército y muerto en heroico combate en las cercanías de Orán luchando contra la morisma en 1732.
Y además, fue diplomáticvo y un ilustrado que pensó en escribir un “Diccionario Universal», a modo y manera de la Enciclopedia de Diderot y D'Alambert unos cuantos años antes que éstos.
Don Álvaro nació el 19 de diciembre de 1684, hijo mayor de Juan Antonio Navia Osorio y Quiñones y de Jacinta Antonia Vigil de la Rúa, aunque muy pronto marchó a vivir a Oviedo. se trasladó a Oviedo, cerca de la catedral. Estudió Gramática latina y Retórica y llegó a la Universidad, pero finalmente tuvo que ingresar en el Ejército, en el llamado Tercio de Asturias, que se puso de parte de Felipe V en la Guerra de Sucesión. Y muy pronto ya tenía el grado de primer maestre de campo, con tan sólo 18 años. El grado, llevado a tiempos de hoy, sería el de coronel. . Poco después, sufre sus primeras heridas en combate y asciende a brigadier. Y tras diversas acciones de relieve, participa en la decisiva toma de la ciudad de Barcelona , con la que prácticamente acaba aquella guerra civil en 1713.
Tuvo después destinos de alto rango en Sicilia y Cerdeña, es más, fue gobernador de la primera , y tiempo después se convierte en diplomático, siendo designado embajador de España en Turín, donde su hogar se erige en el centro cultural más importante de la ciudad. Es en ésa época cuando por fin tiene tiempo libre y calma para redactar sus libros,
las ya citadas «Reflexiones militares», (1724-1727) y «Rapsodia económico político monárquica» (que no se editará hasta 1732, en Madrid).
En 1731 regresa a Madrid y las típicas intrigas palaciegas impiden que sea nombrado secretario de Guerra del Consejo Real, y en su lugar se le envía como gobernador a Ceuta. Y de allí tras tomar Orán, queda como gobernador. El 21 de noviembre de 1732, decide salir de la ciudad en defensa de un destacamento de españoles que ha quedado aislado, rodeado de moros . En esa lid, es muerto y decapitado por los musulmanes. Habían sido cuarenta y ocho años de servicio a España.