La «Historia Militar de España», una obra con mucho más arte que guerra
La obra de ocho tomos será la referencia de una disciplina olvidada durante décadas y surge alejada del patrioterismo
La Piel de Toro ha sido un campo de batalla milenario, la guerra nos persigue desde la Antigüedad. Invasiones, conquistas y reconquistas desembocaron en el esfuerzo de ser la capital de un imperio marítimo y global en el que no se ponía el sol y más tarde en un siglo y pico de guerras fratricidas. A pesar de que sin los ejércitos nadie podría explicar nuestro pasado, faltaba una historia militar científicamente escrita. Ese empeño inmenso, toda una batalla de síntesis y de inteligencia, está a punto de concluir. El director de esta empresa, el historiador y militar Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, comenta que es tanta la materia que podría haberse planteado una historia de 50 tomos. Pero no pasarán de 8, de los cuales 6 ya están en la calle y los otros dos lo estarán muy pronto.
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¿Qué se encuentra en estos libros? El académico responde: «Lo militar es un término muy amplio que incluye lo bélico: historia de las batallas, de la guerra y de los tres ejércitos, pero también la percepción social, la vida diaria, la comida, la familia y la educación, desde el castrum romanum , que era un mundo. No es sólo una historia de guerras y ejércitos, sino de su peso en el contexto general de la nación en cada época. Y el peso literario, porque la edad de oro de las letras fue también la de las armas. Somos una potencia militar y literaria basada en lo militar -añade-, hasta la novela picaresca es un reflejo de la vida militar, vista desde una perspectiva no apologética : carencias, pobreza, picaresca del soldado».
Hispania, desde la prehistoria
Así que la obra incluye las manifestaciones sociales y también las artísticas: pintura, estatuaria. La historia se escribe con sangre, según se dice, pero no es únicamente así. Por ello cuenta las vicisitudes de la carrera de «aquellos hombres honrados (que gozaban de honra, según acepción del siglo XVI)». O’Donnell recita versos del Quijote: «A la guerra me lleva/ mi necesidad; si tuviera dineros/ no fuera, en verdad».
El proyecto surgió de la Comisión de Historia Militar y en ella se ha involucrado la Real Academia de la Historia . Cada tomo lo coordina un académico especialista en la época a tratar -«son todos indiscutibles»- y reúne trabajos de decenas de especialistas, tanto militares como académicos.
El primer tomo, y podría sorprender, se dedicó a la prehistoria. Para O’Donnell «la historia de la guerra es anterior a la escritura . Igual que la historia de la alimentación es anterior a los gourmet del XVIII». La portada incluía una moneda, un denario ibérico «que se acuñó en varias ciudades, enemigas entre sí. Ahí se ve al héroe a caballo sobre el nombre de Hispania . El concepto de la provincia romana evoluciona a España en la Edad Media. Existe antes de que se constituya tras la suma de los reinos de los Reyes Católicos», aclara.
Hubo un tomo medieval, tres de la época moderna y de la contemporánea acaba de salir el del XIX y próximamente se editará el del XX. La obra concluye en 1975, ya que el reinado de Juan Carlos I aún necesita poso para su estudio histórico.
No es patriotera
Avisa de que esta no es una historia patriotera. «Combato el patrioterismo porque es anticientífico y porque no necesitamos acudir a él para elaborar una de las historias más grandes , profundas y de mayor influencia de todos los países del mundo». El dilema, según explica el académico, era que la historia militar estaba abandonada por la Universidad y deficientemente construida por los militares historiadores. «No nos podíamos quedar sólo con los valores que se estudian en las academias militares, ni aceptar el desconocimiento del mundo militar de los historiadores tradicionales. Unos tenían deficiencias de metodología y de aparato crítico porque ellos se centraban en la transmisión de unos valores más que en el estudio de las fuentes. Hay sectores inmovilistas que quieren ver en la historia militar de España lo que aprendieron en su niñez y tienen que comprender que eso ha variado. Por otra parte, la universidad no puede desentenderse del fenómeno militar como ha ocurrido en las últimas tres décadas», afirma O’Donnell.
Su condición «anfibia», de académico y de militar le hizo ideal para dirigir esta obra. «Se necesitan las dos ramas. Hacen falta los profesionales de la guerra, por muchos motivos, técnicos y de cultura, y no puede prescindirse de la parte académica que aporta el método y la investigación». La obra nació también para dar ocasión a lo que ha ocurrido finalmente: la aparición de una generación de historiadores militares y militares historiadores ambivalentes.
Hay pocos hispanistas, se ha buscado su visión en casos relevantes: como Carla Rahn, la prestigiosa conocedora de los galeones como emblema del imperio; Patrick Williams que analiza el fenómeno de las Armadas del siglo XVI y XVII y Davide Maffi que aborda la aportación de Itlalia dentro del esfuerzo militar de la Monarquía Hispánica. Hay más ejemplos.
El último tomo recién aparecido, el dedicado al XIX, «el siglo en que los políticos eligieron grandes militares para imponer sus ideas en pronunciamientos», comenta O’Donnell. Aparte de las guerras que atraviesan el siglo romántico e idealista, es un hervidero en el que surge la unión liberal, el verdadero centro político, y la bandera española, primer símbolo nacional . Se analiza el contexto europeo y la vida de los soldados, ya ciudadanos, en ese torbellino histórico.
Y en el torbellino actual, «publicar esta obra está siendo casi un milagro», concluye O’Donnell.
