Feria del Libro de Madrid
El ADN literario de los escritores en español (II)
ABC reúne a un nutrido grupo de autores para que conteste a dos preguntas: qué personaje le hubiera gustado ser y en qué novela le hubiera gustado vivir. Pasen, lean y disfruten
Al escribir, los autores habitan sus propios libros, y llegan a construir universos habitados por personajes que, tiempo después, hacen soñar a los lectores. Pero, en esta ocasión y tomando como excusa la Feria del Libro de Madrid que el viernes abrió sus puertas, ABC ha pedido a un nutrido grupo de escritores en español que confiese sus debilidades literarias. Un recorrido generacional (de Caballero Bonald a Elena Medel, pasando por Vila-Matas o Sara Mesa) por el ADN de las letras hispanas.
Carlos Pardo:
1- Creo que no he querido ser ninguno, pero he sido, sucesivamente, el niño pretencioso y solo de «Enrique el Verde» (Gottfried Keller), el enamoradizo frustrado de «Primer amor» de Turgueniev, el joven paródico de «La edad del pavo» (Jean Paul) y con los años me acerco peligrosamente al grado cero de la ambición del Zeno Cosini de Svevo.
2- He leído muchas veces «Los monederos falsos» de André Gide porque es un mundo que comprendo, habitable y complejo, vergonzoso y vitalista. También en «Cecile» de Benjamin Constant y en tantas novelas del XVIII al XIX en las que hay una promesa de futuro sentimental que aún no es cursi ni blandengue.
Luna Miguel:
1- Siempre he estado enamorada de Enid, la protagonista de «Ghost World». Me gusta ella tanto en el cómic de Daniel Clowes como en su adaptación cinematográfica. Quiero llevar camisetas de dinosaurios y teñirme el pelo de verde. O al menos quise hacerlo durante mi adolescencia. Me parece el personaje más punk y tierno del mundo. La amo.
2- Si tuviera que pasar una temporada en algún lado lo haría en «Los detectives salvajes», de Roberto Bolaño, y, probablemente, me enamoraría mucho y de manera desmedida del poeta García Madero. También me gustaría darle un abrazo a las Font, y beber con todos esos poetas mexicanos locos a los que tanto admiro.
Sergio del Molino:
1- Hadjí Murat. Es todo lo contrario de lo que soy: nómada, consecuente con sus ideas, líder, viril, belicoso. Por tanto, ha de ser mi ideal. Cuando Tolstoi lo describe, percibo la envidia que el hombre civilizado siente por el salvaje que se tira al monte. O a la estepa.
2- En cualquiera de las de Philip Roth, pero como personaje secundario o como parte del paisaje, como señor que pasea distraído al fondo de la escena. Ser un judío de Newark que ya no vive en Newark y que visita los domingos a unos padres ancianos que aún se acuerdan de su Polonia natal. Como vida agradable, no me parece mala. Si no me obligan a ser el protagonista de la novela y puedo contemplar su tragedia desde mi asiento, en un diner, comiendo una hamburguesa con mis hijos mayores.
Juan Gabriel Vásquez:
1- Probablemente, Marlow, el narrador de las novelas de Conrad. Ver lo que ha visto, vivir lo que ha vivido, y además contarlo tan bien...
2- A los 10 años me hubiera gustado vivir en «Los tres mosqueteros». A los 20, en «Rayuela». A los 30, en «El gran Gatsby». A los 40, en la que estoy escribiendo: escribimos, entre otras cosas, para abrir un espacio donde podamos vivir a la medida de nuestras curiosidades y nuestros apetitos.
Juan Marsé:
1- El joven Jim Hawkins o el pirata John Long Silver de «La isla del tesoro», cualquiera de los dos.
2- En «La isla del tesoro». También me quedaría a vivir en «Grandes esperanzas», de Dickens, en «Le Rouge et le Noir», de Stendhal, o en «Guerra y Paz», de Tolstói...
Ignacio Vidal-Folch:
1- Kinbote, de «Pálido fuego». Su solipsismo y su locura le permiten vivir convencido de que es un rey exiliado, que el gran poeta Shade escribe sus versos pensando en él, y que esos versos constituyen su inmortalidad. Es un personaje feliz, aunque también sea un botarate y un imbécil, lo que viene a ser lo mismo. Pero si Kinbote ya está ocupado, me pido el conde Mosca de «La cartuja de Parma».
2- En los párrafos melodiosos de «La lección de lengua muerta», de Kusniewicz, aunque esa novela hable con tanta precisión de nuestra mortalidad, porque cada objeto, cada mínimo detalle que contempla el doliente protagonista, cada sensación que experimenta, tienen un resplandor especial, sugestión de trascendencia.
Enrique Vila-Matas:
1- Alguien parecido a Nick Carraway, el narrador de «El gran Gatsby». Me fascina ese momento en el que hablando de una de las fiestas de su vecino, Nick escribe: «A mí me habían invitado de verdad».
2. En «Yo, Robot», en el cuento «Robbie», donde aparece por primera vez el personaje de Susan Calvin, personaje de Isaac Asimov. Susan es la extraña directora de robopsicología en US Robots and Mechanical Men, Inc.
Ignacio Martínez de Pisón:
1- Alguno de los novios efímeros de Holly Golightly en «Desayuno con diamantes», de Truman Capote.
2. En cualquiera de las tres novelas que componen la «Trilogía carlista», de Valle-Inclán.
Ignacio del Valle:
1- Un personaje tan fascinante como Nick Carraway («El gran Gatsby») y su mirada, contando la historia.
2.En «El Gran Gatsby».
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