Soledad Puértolas: «Ni siquiera la muerte es un final»
La autora y académica regresa al relato corto con«El fin»
Explica Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) que un detalle cotidiano, una anécdota casual, se le convierte en historia cuando la realidad tropieza con un signo de interrogación y no le queda más remedio que despejar la incógnita. De ahí que sus cuentos, añade, nazcan casi siempre anudados a algo que la conmueve e intriga, a un misterio que quiere resolver «pero que sigue ahí».
«Son impactos que recibes y remueven algo que hay en tu interior. En el relato lo anecdótico pasa a ser otra cosa, algo con más sustancia», explica una autora que, tirando del hilo de esa necesidad de «saber más», ha dado forma a la docena larga de relatos que ahora presenta bajo el título de «El fin» (Anagrama).
Una colección de cuentos autónomos que, sin embargo, llegan atravesados por una misma sensación: la del punto final que es en realidad un punto y seguido. «Puede resultar un alivio que las cosas tengan un principio y un final, quizá porque en realidad no suelen tenerlo. Ni siquiera la muerte es un final. Es un concepto que se nos escapa. Acotamos las cosas pero seguimos. Después del fin, seguimos. Decimos muchas veces esto es el fin, pero no sabemos muy bien lo que estamos diciendo», explica la también académica sobre su regreso al relato corto tras la novela «Mi amor en vano», publicada en 2012.
Así, picoteando de sí misma –«hay mucho de memoria, anécdotas de mi vida muy transformadas y contadas como en los sueños», explica–, lanzando cabos a Henry James y Chéjov y ahondando un poco más en la soledad, la extrañeza y el desconsuelo, Puértolas da vida a una galería de personajes que se mueven por el filo de la locura sin llegar a perder pie. «Son personas con cierto grado de desequilibrio, no locos desde un punto de vista social. Entran dentro de la normalidad, y ahí es donde está el misterio, que es mucho más interesante que la locura», explica.
Levedad y hondura
De la mano de todos ellos se suceden en «El fin» películas en las que parece que no pase nada, huidas a ninguna parte, memorias sacudidas por la irrupción de una esquela, incidentes con animales domésticos, turbadoras lecciones de historia del arte frente a «Las tres Gracias» de Rubens… Pedazos de vida con los que Puértolas, tal y como destaca su editor, Jorge Herralde, borda la «mezcla entre la levedad y la hondura».
«Comparto con el lector esa suerte de extrañeza de no acabar de saber de donde vienen los personajes», asegura la autora de «Queda la noche», que anda pergeñando ya una nueva colección de relatos con la que, añade, «siente haber entrado en una etapa diferente». «Creo que son relatos que no encajarían en este libro», relativiza.