Clara Janés: «Con otra mujer, la Academia sentirá más el latido de la calle»

La poeta, ensayista y traductora ocupará la silla «U», que dejó vacante Eduardo García de Enterría en 2013

Clara Janés: «Con otra mujer, la Academia sentirá más el latido de la calle» maya balanya

manuel de la fuente

La tarde había sido intensa en la preciosa casa de Clara Janés alejada del mundanal ruido del centro de Madrid, ruido y estrambotes urbanos a los que la poeta, ensayista y traductora, elegida ayer nuevo miembro de la Real Academia, es tan ajena. Un sonar y hasta repicar de teléfonos, un ir y venir de fotógrafos, porque, aunque hasta las ocho de la tarde no se produjo su elección no fue por fin oficial, el instinto de los reporteros y cronistas y el suyo propio apuntaban a que su inmenso perfil y su sabiduría serían finalmente premiados por los veinticuatro académicos reunidos en el Pleno en el Caserón de la calle de Felipe IV.

Sin embargo, no fue fácil y se necesitaron tres votaciones para que la autora de «Arcángel de sombras» supiera que será la que ocupe el la silla U, que dejó vacante en 2013 el profesor Eduardo García de Enterría.

Amablemente, al otro lado del hilo telefónico, Clara Janés se mostraba ante este cronista «muy sorprendida» por este revuelo, pero verdaderamente «contenta» y hasta risueña, algo que no deja de sorprender a quien tantas veces la ha visto en el fondo de sus ojos claros un pozo de melancolía. Pero ayer no. «Vaya tarde que lleva, Clara». Su sonrisa nos pone en la pista de que esta vez sí que tiene ganas de hablar. «¿Ya era hora?», le preguntamos. «No, tanto como eso no diría, pero yo siempre he tenido mucha paciencia, y tampoco la iba perder por esto».

Sí, tanto su obra lírica como ensayística y de traducción está presidida por esa paciencia y por su erudición aplicadas a los conocimientos más diversos y eclécticos. Conoce a fondo el mundo sufí, sabe de mística española (gran conocedora de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa, mujeres y literatura, mística y erotismo), de conocimientos ancestrales, experta en cultura y civilizaciones orientales (anda metida en un ciclo de poemas con Persia, hoy Irán, e Irak, y Afganistán como ejes), es resumiendo, un conocimiento tan variado como rico, riquísimo en su diversidad. Janés también se sorprende por el ruido de una redacción en pleno cierre que le llega por el auricular («¿pero pueden trabajar así?»), y cree que sí, que es importante que sea una nueva mujer que llega a ser académica. «Poco a poco, la RAE avanza en ese sentido. Creo que no hay más mujeres por los evidentes problemas técnicos. Pero a su ritmo, la Academia siempre acaba reflejando el latido de la calle», dice la colaboradora de ABC.

Poesía en las redes

La escritora también confirma algo que hoy parece muy claro: «Las redes sociales están cambiando el concepto de la poesía, tanto para el lector, como para el poeta y hasta para los editores», y también explica que muchos jóvenes se acercan a ella pidiéndole consejo y apoyo «y procuro dárselos, aunque como soy perro viejo, sé que a veces ese acercamiento no es del todo sincero». Clara Janés tiene en la poesía su utimísimo refugio, «es lo más mío, porque de todos los campos en los que trabajo siempre surge algún poema. Ahora, por ejemplo, la ciencia se está haciendo presente en lo que escribo, por ejemplo, no sé, es como si las cosas llegaran repentinamente a mi cabeza y se convirtieran en poesía». «Bueno», le digo, «al fin y al cabo el poeta no es más que un médium entre el común de los mortales y las altas esferas»: «Desde niña ha sido así, no sé, creo que tengo una conexión con el Cosmos, al fin y al cabo los hombres somos campos electromagnéticos y algunas personas como yo los registran de una forma más fuerte».

La poesía social nunca ha sido el caldo de cultivo preferido por Clara Janés, pero a ella, como para Publio Terencio Africano, nada humano le es ajeno, y cree que el mundo de hoy necesita, más que nunca, muchísima poesía: «Estamos teniendo demasiados disgustos, y no podemos mostrarnos evasivos ante ellos, en absoluto. La poesía es una forma de consuelo, es lo que ha sido siempre y así ha de seguir siéndolo. Y también es recogimiento, también da luz, tranquilidad y te indica caminos a seguir...».

Y en el camino de Clara Janés se ponen la RAE y los lectores de ABC.

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