Las venas abiertas de Eduardo Galeano

El escritor uruguayo fue una figura importante del periodismo de agitación política y con él adquirió el panfleto esa categoría literaria que poseyó en el siglo XIX

Las venas abiertas de Eduardo Galeano AFP

JUAN ÁNGEL JURISTO

Muere Eduardo Galeano de cáncer el mismo día que Günter Grass . Coincidencia azarosa pero metáfora de dos figuras, a pesar de las grandes diferencias entre ambos, a favor del alemán, de la izquierda intelectual de los años sesenta y setenta. Reconozco que leí en su día «Las venas abiertas de América Latina» y me pareció un buen libro de periodismo político muy discutible, y que posee una validez enmarcada en un momento determinado de la historia del continente americano, sobre todo si consideramos la imortancia que tuvo la Revolución cubana en el imaginario de la izquierda de aquellos años, una izquierda que abanderaba la lucha anticolonialista y desoyó el hasta entonces inamovible internacionalismo en aras de un nacionalismo de los pueblos oprimidos en el Tercer Mundo.

Y es en este contexto donde hay que entender esta obra, de la que el propio Galeano confesó que pertenecía a la etapa de juventud, a una inmadurez intelectual de la que no se arrepintió pero si se distanció a favor de otras opciones políticas más factibles y unos análisis menos ideológicos y más anclados en una solución moral. Pero aquel libro le dio alas para ser un referente moral de cualquier movimiento de izquierdas dentro del continente sudamericano.

Pero el problema de Galeano, y esto que estoy diciendo hay que tomarlo como una opinión muy subjetiva pero creo que fundada, es que a pesar de los muchos libros que escribó, de aquello de lo que hablaba, aquello en lo que se basaba para construir sus críticas, rozaba cierta retahíla de previstos tópicos, como cuando dijo, con motivo de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, que esperaba que éste no olvidara que había sido construida en su día por esclavos negros, lo que en el fondo es decir bien poco aunque se oculte con vocablos de denuncia moral.

Pero hay que reconocer que aquel libro se convirtió en leyenda, tanta que Hugo Chávez, otra vez Obama, le regaló al presidente norteamericano un ejemplar del mismo, que estuvo prohibido en algunos paises de América Latina cuando los años de plomo de las dictaduras argentina, chilena y uruguaya.

Hoy día es fácil, estamos en otro contexto, distanciarse de esa gestualidad de la intelectualidad de izquierdas de aquellos años, pero en su favor hay que decir que Galeano es una figura importante del periodismo de agitación política y que en cierta forma el panfleto adquirió con él esa categoría literaria que poseyó en el siglo XIX. Fue muy versátil, por ahí andan unas conversaciones con Raimon bastante buenas, o sus escritos sobre fútbol. De lo mejor.

Las venas abiertas de Eduardo Galeano

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