libros
La Muerte se lleva a Terry Pratchett
Se apaga la leyenda del creador de la serie Mundodisco y su universo de fantasía
Hay voces que no deberían apagarse nunca. Ayer lo hizo la de Terry Pratchett (Beaconsfield, Inglaterra, 28 de abril de 1948 - 12 de marzo de 2015), uno de los escritores más vendidos, famosos y queridos de la fantasía contemporánea. Pratchett perdió la batalla final con el Alzheimer contra el que llevaba peleando desde hacía ocho años. Sesenta y seis años de vida le dieron para escribir sesenta y seis libros, de los cuales seis se llevaron al cine y otros tantos se convirtieron en miniseries para televisión.
Su logro más importante, y el que le convirtió en una estrella de la fantasía, es la creación de la serie Mundodisco, ambientada en un lugar imposible, un mundo a imagen y semejanza de lo que creían nuestros antepasados que era la tierra: un disco plano sostenido en el lomo de cuatro elefantes que viajaban por el espacio a lomos de una tortuga espacial de sexo indefinido llamada Gran A’Tuin. Las primeras novelas de Mundodisco no eran más parodias de los mundos de fantasía existentes, de los juegos de rol y de los relatos de espada y brujería de Robert E. Howard. El Color de la Magia (1983) y La Luz Fantástica (1986) eran un chiste alargado hasta la extenuación, divertido pero de una calidad cuestionable.
Sería a partir de la tercera novela, Ritos Iguales (1987), cuando Pratchett evolucionaría su idea inicial y comenzaría a dibujar en el Mundodisco una acertada reproducción de los problemas del nuestro. La igualdad de derechos (Equal Rites, juego de palabras intraducible entre ritos y derechos) entre hombres y mujeres se nos cuenta a través de Eskarina, una niña que está destinada a ser maga por accidente en un mundo en el que las niñas no pueden serlo.
El éxito de ventas y la crítica acompañaron a Pratchett en esta iteración de la serie, que a partir de ahí nunca abandonaría, indagando con cada nueva entrega en temas trascendentales para el ser humano abordados desde la libertad de un universo fantástico con sus propias reglas, un lugar en el que los humanos seguían siendo tan estúpidamente humanos como lo son en este pero donde las cosas acaban saliendo bien a pesar de ellos. Una pléyade de personajes recurrentes (La Muerte, que siempre HABLA EN MAYÚSCULAS; Escurridizo, el infatigable vendedor ambulante; El Patricio, el aparentemente malvado tirano de Ank-Morpork; Rincewind, el mago cobarde, El Bibliotecario, orangután accidental..) trazaría el camino de 40 novelas que se colocarían invariablemente en lo más alto de la lista de los más vendidos en Reino Unido y EEUU durante décadas.
Escritas con una aguzadísima ironía, y repletas de frases para el recuerdo, llenas de sabiduría, enunciadas por los personajes en mitad de un parlamento, de un combate o incluso colgando de una cadena por el borde del mundo: «El problema de tener una mente abierta es que la gente insiste en entrar dentro y poner allí sus cosas». «No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando». «La banca es un juego muy viejo que se llama "A ver hasta dónde cuela"». Ya no habrá más frases como estas, porque La Muerte se ha llevado a Pratchett al otro lado del desierto negro. Pero detrás deja un legado enorme capaz de entretener, pensar y hacer reír. Y eso no es poco logro.
Noticias relacionadas