bcnegra 2015

Sue Grafton: «Al final yo no existiré, desapareceré absorbida por Kinsey Millhone»

La creadora del exitoso Alfabeto del Crimen presenta en BCNegra «W de Whisky», su última entrega

Sue Grafton: «Al final yo no existiré, desapareceré absorbida por Kinsey Millhone» inés baucells

david morán

A Sue Grafton (Louisville, 1940) le aterra a violencia, sí, pero eso no le ha impedido convertirse en una de las más efectivas, metódicas y exitosas asesinas en serie del género negro. Una jugosa albacea del crimen literario que sigue avanzando en su gran proyecto, ese Alfabeto del Crimen al que empezó a dar forma en 1982 y que, letra a letra y siempre de la mano de la investigadora Kinsey Millhone, le ha llevado hasta «W de Whisky» (Tusquets), novela con la que empieza a adivinarse el final de la serie.

Un nuevo caso, el número 23 ya, para una investigadora que se las verá con dos cadáveres y con una trama en la que convergen las prácticas de las grandes farmacéuticas y la vida de los sin techo. De todo ello y de su intensa relación con su personaje charlará Grafton esta tarde en la sala Barts en uno de los actos destacados de BCNegra 2015.

—¿Ahora que ya ha llegado a la W, no produce un poco de vértigo verse tan cerca del final?

—Estaré muy contenta de llegar al final. Intento no repetirme, así que cada libro que termino aumenta la carga. Cuando empecé era muy optimista, pero no pensaba que iría tan deprisa. ¡Parece que fue hace dos días! Pero aún me llevará cinco años más terminar.

—¿Sabe ya qué será de Kinsey Millhone?

—Sé que al final caminará hacia la puesta de sol. Y no morirá. Los malos mueren, los buenos no.

—Da la sensación de que ya se ha convertido en un personaje autónomo e independiente.

—Mi teoría es que al final no habrá Sue Grafton, solo habrá Kinsey. Yo no existiré, desapareceré absorbida por ella. La próxima entrevista se la tendrás que hacer a ella.

—¿En algún momento ha tenido la sensación de que el alfabeto se le quedaba pequeño para abarcar toda la maldad de la que es capaz el ser humano?

—A veces me sugieren que coja el alfabeto griego, pero no, me niego (ríe). Quiero estar segura que no seguiré escribiendo cuando haya terminado con mi sustancia. Agatha Christie, por ejemplo, escribió unos cuantos libros de más.

—Eso es precisamente una de las cosas que siempre se elogia de sus libros, que no se nota el desgaste. ¿Cómo consigue no cansarse del personaje?

—Estoy siempre preocupada, y la ansiedad me da energía. Como trato de no repetirme, la presión es mucha.

—¿Es cierto que nunca se inspira en casos reales?

—Es que la mayoría de crímenes auténticos son estúpidos. Tienen que ver con alcohol, enfermedad… Leer el diario para inspirarse… Una novela de misterio tiene que ser más inteligente. Afortunadamente, los criminales no son tan listos como creen, y un criminal de ficción ha de ser muy listo. Además, si tomo prestado algo siempre temo que me demanden.

—¿Pero no cree que uno de los objetivos de la novela negra debería ser comprende mejor el crimen?

—Para mí investiga la condición humana, la parte oscura del alma, y para esto también tengo que estar en contacto con mi lado oscuro. Pero mi trabajo no es ser buena o perfecta. Siempre habrá crímenes y asesinatos. Desde que Caín mató a Abel. A veces, cuanto más perfecta es la superficie más oscuro es el corazón.

—En cualquier caso, después de 23 novelas, ¿diría que entiende mejor las motivaciones que se pueden esconder detrás de un crimen?

—La mayoría de las veces es gente que necesita ajustar su medicación. La gente está loca. Y esta locura no es interesante en las novelas, porque la locura es aleatoria. Un buen misterio criminal es algo bien construido, sutil… Es por esto que la mayoría de homicidios no son adecuados para una novela. Eso sí: creo que deberíamos dejar de matarnos los unos a los otros.

—Siempre ha dicho que le asusta la violencia, así que el Alfabeto del Crimen debe ser una suerte de terapia...

—¡Espero que a ti también te asuste! Supongo que estos libros me han hecho seguir más segura:puedes mirar la violencia desde el confort de tu sillón.

—¿Nunca le ha tentado «escapar» de Kinsey y «engañarla» creando otro personaje?

—Oh, ella es muy estricta y mandona. No puedo imaginar viviendo con otro personaje de la manera que vivo con ella. Kinsey rige mi vida.

-¿Las mujeres matan mejor? O, dicho de otro modo, ¿existe algún rasgo distintivo en la novela negra hecha por mujeres?

—Creo que algunos escritores hombres son más duros. Mi autor favorito, por ejemplo, es Elmore Leonard. A veces pienso que tanta brutalidad y la violencia son innecesarias. Sí que es verdad que ellas son menos escadalosas, ya que son las que limpian la sangre. Estadísticamente, no tienden a matar tanto con armas que les hagan estar cerca de la víctima. No quieren ver el sufrimiento, quieren causarlo.

—¿Por qué se muestra tan reticente a que sus libros puedan acabar adaptándose a la gran pantalla ?

-Trabajé 15 años en Hollywood y sé cómo son, créeme. No necesito su dinero, no quiero perder mi poder y no quiero que se metan en mis asuntos. Además, mis lectores nunca estarían de acuerdo con qué actriz debería hacer de Kinsey. Cuando la eligieran, recibiría 500.000 cartas quejándose. Porque Hollywood compra el personaje, no la historia. Siempre pienso en Lawrence Block escribió la historia de un personaje blanco y judío, vendió los derechos y el papel lo acabó haciendo… ¡Whoopi Goldberg! Así que si vendo la serie, seguramente el papel se lo darían a Eddie Murphy.

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