La Feria del Libro de Guadalajara rinde homenaje a Bioy Casares y Pacheco

Juan Ignacio Boido, escritor y director de Random House en Argentina, se refirió a Bioy con rotundidad como «el mejor novelista argentino del siglo XX»

La Feria del Libro de Guadalajara rinde homenaje a Bioy Casares y Pacheco ABC

YAIZA SANTOS

«Dos modelos antagónicos de escritor». Tanto, que no parecen, como son, estrictamente contemporáneos. Así se refirió la periodista Cristina Mucci a los dos argentinos universales cuyos centenarios se celebran este 2014, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar, en el homenaje al primero que tuvo lugar ayer en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. En él participaron los escritores Juan Ignacio Boido, Tununa Mercado y María Rosa Lojo, como parte del programa de Argentina, país invitado.

Juan Ignacio Boido, director además de Random House en Argentina, se refirió a Bioy con rotundidad como «el mejor novelista argentino del siglo XX». Sobre este aspecto del gigante argentino –más conocido casi siempre por su amistad estrecha con Jorge Luis Borges y con ese grupo prodigioso alrededor de la revista «Sur», dirigida por las hermanas Ocampo, Victoria y Silvina, con la que Bioy se casó–, Boido dijo que «en una literatura como la argentina, que se ha desarrollado un poco en contra de la idea de la novela por el carácter experimental de muchos de sus autores, como Leopoldo Marechal o el propio Cortázar, Bioy publica pequeñas novelas cuya recepción tardó más que otras y se oyó menos».

También se refirió al Bioy novelista Tununa Mercado, destacando «El sueño de los héroes», en la que el autor rescata «sabidurías que vienen del habla» y donde «lo urbano ha trazado su cuadrícula con vida y experiencia». María Rosa Lojo, por su parte, se preguntó si esa misma novela, «El sueño de los héroes», no sería tal vez «la novela que Borges hubiera querido escribir».

Otro de los homenajeados ayer en la FIL, además de Octavio Paz, cuyo centenario –celebrado con una monumental conmemoración– se cierra estos días en Guadalajara con distintas mesas, fue José Emilio Pacheco, premio Cervantes 2009, a quien México despidió a principios de año. En su mesa participaron, además de Álvaro Uribe y Rafael Olea Franco, la hija de Pacheco, Laura Emilia, que leyó un texto de Vicente Quirarte en el que define a su padre como «gran educador» para varias generaciones de lectores –su novela de iniciación «Las batallas en el desierto» es lectura casi obligada en las escuelas secundarias. «Hace falta», dejaba escrito Quirarte, «su conciencia moral, su inteligencia crítica y corteza división para que la memoria siga siendo la mejor arma de la historia».

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