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De españoles en vuelos de bajo coste y desayunos bufet

Contra el verano

Creo que podría distinguir a un español en un bufet de esos entre mil personas. Es el que justo ese día come muesli, cereales, kéfir, té negro y hasta melocotón en almíbar. Se nos nota el hambre histórico en la mirada, se nos ve la posguerra en cada gesto

Bufet de desayuno durante un crucero Miguel Muñiz
José F. Peláez

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Hay pocas experiencias más complejas que los vuelos de corta duración: dos horas en un avión pueden hacer que cometas el error de encontrar la postura y dormirte. Yo nunca lo consigo porque creo que los vuelos tienen algo de milagro y, ante un milagro, ... lo mínimo que podemos hacer es mirar. Aunque ya nos hayamos acostumbrado, volar no es normal. De pequeño, mi madre me decía que no me preocupara, que nadie se muere la víspera, que cada uno tiene su hora y que aún no era la mía, a lo que mi padre respondía que vale pero que a él lo que le preocupaba realmente era que le llegara la hora al piloto. Porque íbamos a flipar todos. El humor siempre por delante de la tranquilidad de un niño, sí señor. Mi Españita.

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