Lara Moreno, la lucha por la vida de tres mujeres

Ya no es como ocurriera en los días barojianos la que acude del campo a la ciudad, sino esta vez las dos mujeres protagonistas son Damaris, colombiana que ejerce de niñera y criada para todo, y Horía, una marroquí que desde el duro desengaño de los campos de recogida de fresa en Huelva arriba a la gran ciudad y logra ocupar un cuchitril de portera en el mismo edificio donde sirve (no vive) Damaris.

Novela

'La ciudad'

• Autora Lara Moreno

Junto a la vida de estas dos inmigrantes la parte mayor de la novela la protagoniza una inquilina del edificio, de nombre Oliva, mujer separada que vive con su hija pequeña Irene y con un nuevo amor, Max, que la somete a maltrato, otro tema de enorme dificultad en el que Lara Moreno muestra gran talento narrativo mediante un relieve psicológico 'in crescendo'. Lo que venía leyendo en prensa de esta novela se centra en esta tercera historia pero sería injusto, pues por muy bueno que sea el ritmo como es narrada la dependencia psicológica de una mujer y su sometimiento a la cárcel de los chantajes sentimentales por parte de un hombre inmaduro y patéticamente controlador, las historias son tres, y cada una de las otras dos sostiene un gran interés, sin mezclarse, sino levemente, en encuentros fortuitos en la escalera del edificio de una casa de la madrileña plaza de la Paja.

Hay varias decisiones estilísticas que hacen muy recomendable esta novela de Lara Moreno, que ya había mostrado ser una de nuestras mejores escritoras en su libro 'Por si se va la luz'. La primera decisión inteligente es no haber mezclado las historias, aunque la superposición de ellas sea elocuente, pues la lucha de Oliva por sobreponerse al maltrato de su pareja es contrastada con ese otro tipo de lucha de las dos inmigrantes, de forma que las tres mujeres son llevadas a situaciones límite.

Otra excelente decisión, posiblemente la única que pueda hoy sostener la que llamamos, a falta de mejor nombre, novela realista, es que por graves que sean las situaciones, Lara Moreno se ha esforzado por huir del tremendismo (que si tenía Baroja).

No es objetivismo tampoco, sino una manera de contar que acompaña las historias con una soberbia eficacia deducida de otras dos opciones de estilo. La primera es la narración en presente, que acerca al lector a los hechos como si se estuvieran produciendo en ese instante. La otra decisión es que la narradora se ha ocultado, no hay juicios, no hay sesgos ni pedagogías. Esa decisión se ve apoyada por la perspectiva elegida, que nace del interior de la vivencia de cada una de las tres mujeres, como si lo que se cuenta de ellas fuera lo que ellas van sintiendo de esa vida rota a la que el destino las ha arrojado. No me queda espacio para hablar de la enorme calidad de su prosa, pero no es menor. Escribe Lara Moreno un castellano rico, matizado, con ritmo, en la que la profundidad se condensa en imágenes de los espacios y objetos como si el estilo hablara