LIBROS
Henrik Norbrandt, escribir poemas en el fondo de una taza de café
poesía
Del autor danés se publica una cuidada antología, con su variedad de códigos, ilustrada por Kike de la Rubia

Leer a H. Nordbrandt es un ejercicio de higiene. Su poesía nos enseña a leer la realidad tanto como a leernos a nosotros mismo. Como explica Juan Marqués en su preciso y estimulante prólogo, la poesía nórdica, de la que Nordbrandt es uno de ... sus máximos representantes, se caracteriza por una inteligente, cuidada y rigurosa práctica «de la concisión rebosante o de la intensidad lacónica», y de hacer al lector cómplice y colaborador de sus perspectivas, posiciones y tomas de postura. Bien conocido entre nosotros por una lectura que hace años dio en el Círculo de Bellas Artes y porque muchos de sus libros han sido publicados en Lumen, Bassarai, Vaso Roto y Visor, esta nueva antología, brillantísimamente vertida por un maestro de la traducción, Francisco J. Uriz, propone una nueva lectura de sus poemas y libros más significativos, desde ‘Los siete dormilones’ (1969), hasta ‘Horario de visitas’ (2007).
Si en sus inicios intentaba hacer visible la imagen del fondo, como en uno de sus más conocidos y celebrados poemas, ‘China contemplada a través de un aguacero griego en un café turco’, en el que asistimos a una especie de remolino en espiral, en el que la taza «se vacía de café/ y se llena de lluvia», en los últimos rinde homenaje a los maestros de la plástica barroca.
POESÍA
'Llueve en la taza (Antología poética)'

- Autor Henrik Norbrandt
- Editorial Nórdica
- Año 2022
- Páginas 97
- Precio 18 euros
Afirma que «Ningún idioma puede reproducir/ lo que el maestro se ha imaginado» y su pensamiento no puede ser ni más lúcido ni más desolador. Destacan sus poemas de amor, como ‘Navegación’ u ‘Oda a Bizancio’, ambos de 1975 y ambos con una enorme precisión técnica expresiva. En ‘Armenia’ (1982) tematiza la dureza de la Historia, que se niega a ver bajo otra luz que no sea la de sus recuerdos: una luz «tan pobre»—dice— «que solo tiene fuerza para brillar/ sobre las cosas más sencillas y más necesarias», ya que la basura es el material con que aquella «prefiere construir sus monumentos».
Su poesía nos enseña a leer la realidad tanto como a leernos a nosotros mismos
De ‘84 poemas’ (1984) se incluye aquí un conseguido ejemplo de poema-relato como ‘Los músicos traicionan a Jericó’, ‘Odio a noviembre’, ‘Sobre religión y fútbol’, que es pero que muy irónico, y otros, muy próximos al sentimiento ecológico. De ‘La ciudad de los constructores de violines’ (1985) selecciona ‘No es culpa tuya’, con su visión del miedo, y ‘Vendedores de flores’. De ‘El temblor de la mano en noviembre’ (1986) se decanta por ‘Cuando por fin luce el sol en noviembre’, que corresponde a una de sus obsesiones más recurrentes.
Variedad de códigos
De ‘Bajo el mausoleo’ (1987) elige su originalísimo ‘Magritte en Malatya’ y ‘Cortaste una rosa’, en el que un texto, casi todo él narrativo, concluye en una expresión gnómica: «Existir es saber./ Viajar es sufrir». De ‘El peso del polvo’ (1992), ‘Maletas’, en el que leemos: «Allí donde soy forastero nada puede herirme», y ‘Hacia el sur’, al que su autor ha dado un tratamiento circular y parece criticar a Goethe. De ‘Los gusanos de la puerta del cielo’ opta por dos poemas elegíacos: ‘Pragmata’ y ‘Catamarán’. ‘Puentes de sueños’ (1999), título inspirado tal vez por «los mentirosos puentes de palabras» de Nietzsche, está representado por dos poemas muy distintos en tema, estilo y estructura. ‘Viento terral’ (2001) muestra al Nordbrandt más comprometido, como ‘Dragón de mar foliado’ (2004) presenta al más ceñido y acaso mejor.
Esta antología reúne su variedad de códigos y registros de y también la riqueza de sus tonos y de su singular y complejo sistema de dicción.
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