PUES DICES TÚ
Hay que elegir animal
'Profundas' reflexiones de las dos personas normales. Y el escritor Ray Loriga como fondo
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Las dos personas normales se sientan a ver pasar gente en el banco de piedra de una calle bien concurrida. No es un lugar cómodo, el banco es duro y rugoso, de diseño hostil; la gente camina a toda prisa. Los coches de motor silencioso ... hacen sonar el claxon, para compensar. Es un día cualquiera de una semana cualquiera en una ciudad normal.
La primera persona dice:
—Antes todo esto era campo.
—¿Estás seguro?
—Pues no. Aunque antes de todo, antes de antes…, casi seguro.
—Antes éramos todos monos.
—Antes éramos todos larvas, me parece, y luego monos, y luego ya lagartos, creo. Y luego ya esto.
—Antes éramos todos proteínas, y luego larvas, y luego pájaros. Y luego pollos. Y luego ya monos.
-Antes no había pollo, me parece.
—¿Antes no? ¿Y cómo éramos proteínas, entonces?
—Pues no lo sé. Habría salmón.
—Antes todo esto era una bola de fuego. Todo, digo, la calle y todo.
—De lava, sería.
—Lo que fuera. El planeta, digo. Y había que salir de noche porque hacía mucho calor. Y por eso nos fuimos al mar, creo, para ser larvas y refrescarnos. Y allí empezó todo. En el agua. Y ahora, mira. Un Primark.
—Es increíble lo pequeños que somos, ¿no?
—Tú sí.
—Y tú.
—Si yo no te digo que no, yo sólo lo decía por darte la razón.
—¿Y vendremos del mono todos?
—Pues no lo sé. La mayoría. Y alguno volverá.
—Ese señor, por ejemplo, tiene cara de tortuga…
La primera persona normal señala con el mentón a un individuo al que, efectivamente, sólo le falta el caparazón.
—Y ese, de san bernardo -dice la segunda persona normal.
—Y esa chica, de gato, fijo.
—Igual es que venimos de muchos sitios, según de donde vengamos. Igual depende de muchas cosas. Igual hay gente que viene del mar y gente que no. Ese que se apoya en el bastón igual es porque era un flamenco.
—Pues entonces no vendrá del mar.
—Un poco sí, que se meten en el agua hasta las rodillas. Aunque ese que va con parche viene del mar seguro. De un pirata, vendrá.
—Pues dices tú, pero el otro día salía Ray Loriga por la tele y llevaba parche. Me parece.
—¿No te fijaste?
—No. Sí. Digo «me parece» por decir. Llevaba parche seguro.
—Porque vendría del mar. ¿Sabes dónde veranea?
—¿Yo? No. ¿Y tú?
—Yo no sé ni quién es. ¿Un actor? Tiene nombre de actor. ¿Es extranjero?
—Es de aquí. Es escritor, me parece que me dijo el pequeño, que es el que lee. Pero también debe de tocar la guitarra. Por la pinta, digo.
—¿Tiene pinta de guitarra?
—Tiene pinta de roquero, pero con abrigo. Y así como con cuero y cosas. Y el pelo como de no querer peinárselo.
—No querrá perder mucho tiempo. O igual viene de una guitarra, directamente. Las guitarras no se peinan.
—Eso no se puede. ¿Se puede venir de una guitarra? No se puede. Hay que elegir animal.
—¿Y de una flauta tampoco se puede? Porque ese parece una flauta.
—¿Quién dices?
-El chico largo de ahí.
—Una escoba, me parece a mí.
—Pues ahora que lo dices... Espera, que igual es chica.
—Ah, sí, que lleva pendiente.
—Porque es una chica, ¿no?
—Pues es que ya no lo sé, como ahora te dejan decidir a última hora…
—Sí, eso sí. Ahora ya sí.
—Ahora hay muchas dudas sobre eso. Antes valía con preguntar.
—Ahora preguntar no puedes.
—Ahora no. Pregunta tú ahora.
—Ahora todo el monte es orégano, como digo yo. Por eso llaman a los niños Álex. O Pau. O Juli. Para que decidan ellos luego. Para que no se acostumbren a nada.
—Ahora es todo según opinión.
—Pero ese señor sí será un señor, ¿no?
—Quién dices.
—Ese.
—Seguro. Ahí lo tienes, con su maletín y su bastón, que igual viene del banco. O va. O igual viene de un banquero.
—Se le ve preocupado, ¿no?
—Un poco.
—Se le ve como si estuviera a sus cosas. Rumiando, ahí, sus pensamientos.
—Aquí rumiamos todos.
—Igual es un pirata de los de ahora, como Ray Loriga. Un pirata preocupado. Pero sin parche ni garfio.
—¿Garfio lleva Ray Lorita?
—Loriga. Garfio creo que no.
—Claro, si es escritor… Le molestaría el garfio, ¿no?
—Se lo quitaría, sí. Por lo menos, para escribir.
—Igual lo que tiene es un loro, y por eso se llama Lorita.
—Loriga. Igual le dicta todo el loro.
—Igual.
—Igual tiene un loro que viene del mono, y a lo mejor por eso es más inteligente que un loro normal. Y por eso se lo dicta todo.
—Pues no me extrañaría nada.
—Pues no sé yo por qué no.
—Pues si te lo estoy diciendo.
—Pues lo que te decía yo…
Las dos personas normales siguen mirando la vida, entregadas a elucubraciones silenciosas sobre el posible origen de cada cual. Se remontan a épocas pretéritas.
Hasta que una de las dos dice lo que ambas piensan. Con toda normalidad.
—¿A ti no te gustaría llevar parche?
—Toma, claro. Y a quién no.
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