LIBROS

«La luz de Yokohama», asesinato ritual

Es la primera novela de Nicolás Obregón. Y Tokio, el escenario de esta historia basada en un hecho real

Nicolás Obregón es británico de origen español

MARINA SANMARTÍN

«En los andenes de todas las estaciones de la línea Yamanote de Tokio, se ha llevado a cabo la instalación de luces led de color azul diseñadas para combatir las cifras crecientes de suicidios entre los pasajeros (...). Muchos expertos en cromoterapia opinan que el color azul tiene un efecto calmante».

Japón cuenta con una de las tasas de suicidios más altas del mundo , por eso no es casual que la trama de «La luz azul de Yokohama», primera novela del británico de padre español Nicolás Obregón , se inicie inmediatamente después de que el inspector Hideo Akashi se quite la vida y el inspector Kosuke Iwata, recién destinado a la Unidad de homicidios de la Policía Metropolitana de Tokio, «herede» la investigación que Akashi fue incapaz de concluir: el asesinato ritual, en la noche de San Valentín, de un matrimonio de origen coreano y sus dos hijos.

Detallismo extremo

Basada en un hecho real, el crimen no resuelto de la familia Miyazawa, que el último día del año 2000 fue asesinada en su domicilio de la capital japonesa, la ópera prima de Obregón, viajero incansable, no se conforma con nutrirse de este suceso tan escabroso y se adentra con un detallismo extremo en las luces, y sobre todo en las sombras, de una ciudad que a menudo impone su gigantismo sobre quienes la habitan.

Suele ocurrir en los debuts que el ansia del autor por impactar y no dejarse nada en el tintero conduce a un caos narrativo que lastra la obra, pero este no es el caso, porque con un sorprendente sentido del equilibrio Obregón desarrolla, alrededor del misterio principal, la historia de las vidas de los que se dedican a desentrañarlo; y entre ellas destaca la de Kosuke Iwata.

Aficionado a escuchar la radio, una buena excusa para que lleguen hasta nosotros fogonazos del apocalíptico paisaje tokiota, Iwata esconde una incógnita que ocupa su conciencia y, transformada en una poética voz interior, pauta la acción y marca el ritmo del texto, dotándolo de una bienvenida pretensión literaria.

Así, con las olimpiadas de Tokio a la vuelta de la esquina, «La luz azul de Yokohama» se suma a la todavía breve pero sin duda recién nacida lista de las ficciones no sólo criminales que tendrán en la megalópolis su escenario principal. Hace poco menos de un año, «Ella duerme aquí» , de la francesa Dominique Sylvain, situaba el crimen en las callejuelas del barrio rojo de Kabukicho. Ahora Nicolás Obregón nos propone recorrer la ciudad entera.

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