LIBROS
William Chislett, el español inglés
El investigador traza un retrato de España con virtudes y defectos desde la modernidad
La historia de las imágenes mutuas de españoles y británicos constituye un capítulo fundamental del imaginario europeo y occidental . Empieza con una cercanía medieval casi incestuosa. La inglesa de ascendencia Catalina de Lancaster se casó con Enrique III de Castilla, con quien tuvo tres hijos. El gran Felipe II fue rey de Inglaterra y jefe de la iglesia anglicana de 1554 a 1558, por su matrimonio con María Tudor. Aunque Londres le pareció un lugar terrible, aprendió mucho y también aprendieron de él. Las soluciones del primer imperio inglés, que terminó en 1776 con la independencia de EE.UU., debieron mucho más a la tradición española de lo que los victorianos decimonónicos, tan falsarios, podían aceptar.
Fue en el siglo XVIII cuando ambas naciones monárquicas europeas, imperiales y atlánticas, inventaron que representaban la una lo contrario de la otra, un efecto típico del exceso de semejanza. En 1988, Ian Robertson publicó un libro fundamental, Los curiosos impertinentes , sobre los viajeros ingleses en España desde la accesión de Carlos III hasta 1855, que explicó muy bien el cambio de mirada entre la España imperial y la romántica.
Curiosos pertinentes
Los llamados «hispanistas» son en su mayoría resultado de esta escuela abonada al excepcionalismo romántico sobre España, según el cual somos un país sin remedio del sur europeo. En la orilla opuesta de ese hispanismo, que constituye una ficción destructiva e injusta, se sitúan los historiadores profesionales, aquellos que estudian España como si fuera Suecia o Dinamarca, y también los que podríamos llamar «curiosos pertinentes».
Aquellos como William Chislett (Oxford, 1951), cuyas obras, como esta excelente, deberían ser de lectura obligatoria. Chislett llegó a España en 1974 para pasar una breve temporada. Poco después, formó una familia, se compró una casa en ruinas y se dedicó a vivir para contarlo. El resultado de su peripecia es este libro, cuya versión en inglés apareció en 2013. Su formato obedece a la tradición del «todo lo que quiso preguntar y no se atrevió a hacerlo». Claramente sirvió entonces a una difusión defensiva de la imagen de España que pusiera en valor su realidad .
Reformas necesarias
Siete años después, en las siete partes de que consta, de las cuales seis aluden a la «historia del tiempo presente», desde 1939 hasta nuestros días, y más de la mitad a lo acontecido desde 1975, el autor luce una capacidad analítica encomiable y no solo aporta información actualizada, sino análisis y prospectiva global. Respecto a la reciente ofensiva independentista en Cataluña señala: «Nunca ha sido un Estado soberano independiente. Tanto globalización como integración europea pueden alentar los movimientos secesionistas. Puede ser entendido en el contexto del auge del populismo». El último epígrafe, «Quo vadis, España », representa un inventario de reformas necesarias, con la necesidad de compromisos y, sin decirlo, el alejamiento de caudillismos tóxicos: «La democracia española saldría beneficiada si los partidos políticos redujeran el presidencialismo de sus líderes». ¿Alguien se da por aludido?