LIBROS

Violada y juzgada, víctima por partida doble

T. Christian Miller y Ken Armstrong reconstruyen en «Creedme» la caza de un violador múltiple a través del caso de una joven que fue acusada de denuncia falsa

Fotograma de «Creedme», la serie de Netflix ABC
Jaime G. Mora

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Si hay un delito que los policías quieren evitar es el de la violación. Frente a los homicidios, donde todo está más claro desde el principio, y encima tienen ese tirón mediático que inspira películas y novelas, las violaciones se mueven en una escala de grises. A menudo la única prueba en estos casos es la palabra de la víctima, y ni siquiera sus declaraciones dan todas las claves necesarias.

Es habitual que las personas que sufren episodios traumáticos presenten recuerdos alterados. En las violaciones este factor se intensifica porque muchas mujeres apartan la vista y no miran a su agresor. Es una reacción psicológica de pura supervivencia: cierran los ojos, o se fijan en un objeto, y así se evaden del horror inmediato. Este sentimiento de culpabilidad y vergüenza provoca que muchas violaciones se queden sin denunciar.

Otra dificultad añadida tiene que ver con el estado emocional de las mujeres. Mientras que unas se hunden en su dolor, otras se muestran frías y pragmáticas. No hay una reacción estándar. Todo ello en un sistema policial y judicial que tiende a desconfiar del testimonio de las víctimas cuando quedan cabos sueltos o sus declaraciones no son todo lo fidedignas que debieran.

Al menos eso es lo que ocurre en Estados Unidos, escenario de « Creedme « (Libros del K.O., 2019), la abrumadora investigación periodística por la que T. Christian Miller y Ken Armstrong ganaron el premio Pulitzer en 2016 . En el libro, demuestran que hay departamentos de policía que desestiman las denuncias sin que expertos en delitos sexuales entrevisten a la víctima.

Marie, la joven cuya experiencia dio origen a este libro, es un buen ejemplo. Un día de agosto de 2008, un hombre irrumpió en su habitación, la inmovilizó y la violó salvajemente durante horas. El agresor le dio instrucciones de cómo debía comportarse, la obligó a borrar posibles pruebas y se llevó las sábanas para no dejar rastro.

El hombre, un violador en serie, cometió más ataques con el mismo «modus operandi» a lo largo de todo el país aprovechando la falta de coordinación policial y los pocos recursos que se destinaban a estos delitos. Pero a Marie, que a sus 18 años había crecido con una veintena de familias de acogida distintas y que ya fue violada con 7 años, ni la policía ni gente de su confianza la creyeron. Los agentes la presionaron tanto que llegó a firmar una declaración admitiendo que se había inventado la denuncia.

« Creedme « reconstruye los dos años y medio que pasaron entre la violación y las disculpas de la policía por haber dudado de ella. Con el rigor y la atención por los detalles de la narrativa que caracterizan al mejor periodismo yanqui, los autores de esta crónica cuentan cómo el tesón de unos pocos policías se sobrepuso a la falta de medios para cazar al monstruo, el sufrimiento de las víctimas, y también todo el trabajo que queda para superar a una cultura que tiende a prejuzgar a las mujeres con ideas asentadas en unas profundas raíces que se remontan trescientos años atrás.

Que este libro haya sido adaptado a una serie televisiva es señal de que algo está cambiando.

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