LIBROS
Un viaje más allá de la frontera en el lejano Oeste
Se publica por primera vez en español el periplo de Washington Irving, padre de la literatura norteamericana, por territorios inexplorados de Estados Unidos
Antes de que la denominación de «gran novela americana» hiciera fortuna, que los viajeros románticos descubrieran España para el resto del mundo -con sus tópicos y exotismo, pero también con sus anticuerpos contra la hispanofobia- o que los paisajes y la vida salvaje fueran tratados con respeto, el nombre de Washington Irving (1783-1859) aparece por méritos propios como clave de bóveda. La influencia del autor de Cuentos de la Alhambra y La leyenda de Sleepy Hollow fue esencial en Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Herman Melville o Henry David Thoreau . Sus largas estancias en España, donde llegó a ser embajador de Estados Unidos (1842-1845), le proporcionaron un gran conocimiento de nuestra historia y literatura, y además el roce hizo el cariño.
Considerado padre de la literatura norteamericana , el escritor neoyorquino fue el primero en describir el espíritu de la frontera sin un barniz utilitarista. Fue precisamente al regreso de una de sus estadías en España (entre 1829 y 1832 trabajó como secretario de la legación de su país en Madrid) cuando se incorporó a una expedición de rangers a territorios del Oeste americano jamás pisados por el hombre blanco . Experimentó una epifanía en esas «inmensidades feraces e inabarcables». Era cuestión de tiempo que Errata Naturae publicara este periplo de Irving ( A tour on the prairies ), que se nos ofrece por primera vez en español bajo el título La frontera salvaje . Una frontera habitada por colonos, tramperos y cazarrecompensas, pero también por animales salvajes y nativos que viven en armonía con la naturaleza, en contraste con los prepotentes recién llegados.
Irving toma partido en este relato de viajes que supone la pérdida de inocencia ante una agresión injusta y devastadora , un toque a las conciencias mucho antes de que retazos de aquellas llanuras a los pies de las Rocosas se convirtieran en parques nacionales . Nuestro aventurero abate un bisonte con su escopeta durante una frenética galopada y, tras el subidón de adrenalina, siente remordimientos ante la mortal agonía del animal . Le acompañamos a través de sendas guerreras de un mundo que ha dejado de existir, donde la serpiente de cascabel es una «fullera sicofante» que se entromete en los asuntos de los perros de las praderas, los lobos nos rodean por la noche en aullante sinfonía y descubrimos que el búho ulula al amanecer lo mismo que canta el gallo.
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