LIBROS

Los versos incontaminados de Emerson y Snyder

La voz de Snyder y la de su padre ideológico, Emerson, debería ser escuchada por los predicadores de humo

Gary Snyder

RICARDO MARTÍNEZ LLORCA

Cuando uno tiene la impresión de que cada mañana la luz se desata sobre el mundo sin venir del sol, sino del propio mundo, del mundo natural, no porque la naturaleza tenga luz propia, más bien porque está allí, el movimiento interior no responde a la razón, responde a las sensaciones . La hipótesis de Gaia , o los textos del « Tao Te Ching », son intuiciones que traducen ese tipo de emoción: la sabiduría es una comunión con el espíritu de la Tierra . Tal vez sea esa expresión la que forma el humus de los pensamientos de Ralph Waldo Emerson (Boston, 1803-Concord, 1882), aunque la abstracción de Gaia se formuló más adelante. Cuando se divulgaron, junto a textos como la carta del jefe Seattle al presidente Piere, brotó el movimiento ecologista . La Tierra es todo naturaleza o no es Tierra.

Emerson (de quien La línea del horizonte acaba de publicar « Naturalezas »), bebe de Platón, del idealismo alemán, del poeta Nietzsche y de Virgilio, y de la filosofía oriental. Su ideología es muy amable y las reflexiones no son glosas de otros autores. Su pensamiento es propio, mucho más intuitivo que científico. Y la intuición es hija de la experiencia, lo cual significa vivir con todos los sentidos abiertos . Nada de teorías sistémicas: pura sensibilidad, lo que el hombre precisa para ser mejor persona. De ahí que siempre se dirija al lector con el plural mayestático. Emerson es un sabio humanista , que representa lo mejor del espíritu fundacional de la nación americana, atendiendo tanto a los pequeños hábitos como a la democracia universal. Es un moralista, un educador para quien lo social y lo político son almas inseparables. Gobernar a la polis es cuidar al hombre, como el espíritu de Dios vigila los buenos valores de la naturaleza.

Lo humano y lo divino

Si existe la verdad, esta proviene de la naturaleza que siempre nos sorprende. Por tanto, Emerson sitúa a la tradición como antónimo de naturaleza , porque la tradición elimina el pensamiento autónomo y la sensibilidad del contacto directo. La naturaleza, al contrario que la tradición, se renueva para mantener la armonía. Lo imprescindible será aprender a estar solo y dispuesto a renacer, en contra de las tradiciones inventadas que hacen del hombre protagonista, cuando, a juicio de Emerson, debería ser un intermediario dentro de la naturaleza. Y la alegoría será la expresión que tome el lenguaje para comunicarnos. Emerson expresa estas intuiciones c on más fuerza de lo que lo hace la filosofía oriental , recordando que lo humano y lo divino son un mismo ente.

Estos poetas nos recuerdan que más que bestias civilizadas somos parte de lo noble salvaje

La idea de que es necesario caminar, pero no lo es el sendero, pervivirá hasta regresar con fuerza en la época en que Gary Snyder (San Francisco, 1930) dictó que lo salvaje es precisamente apartarse del sendero. Lector del «Tao Te Ching», poeta de la contracultura buscando la integración con Gaia , defensor de la condición salvaje y libre, anarquista por creer en las personas y no en los estados, practicante de la meditación zen y seguidor de Thoreau y John Muir, a pesar de todo eso, sostiene que los senderos son necesarios. Porque debemos entender que tal vez no sean lo salvaje, pero sí pueden ser naturaleza, como lo es la agricultura que no desgarra la Tierra.

Aprendizaje continuo

Sus ensayos sobre la resistencia a la opresión y el encadenamiento conmueven . Desea vivir en el territorio donde caza el zorro, en lo salvaje que reconocemos por nuestro estado de alerta, por el bien común, por encontrarnos con lo que precede a las leyes escritas, por el aprendizaje continuo. En resumen: la filosofía de la práctica de lo salvaje es la opuesta a la filosofía de las compañías petrolíferas. Allí nos encontramos con lo sagrado, en el sentido que se hereda de ciertas culturas de Asia. Y con la austeridad y la convivencia respetuosa. Y leemos la estratigrafía de las rocas, los anillos concéntricos de un árbol, la caligrafía de los ríos.

Snyder se retiró a vivir a las Rocosas , desde donde nos sorprende con su imaginación y coherencia: se reconoce en los aborígenes australianos, pero también en las leyes de respeto a los bosques de Japón. En el paisaje de Alaska, en el bosque boreal y en el oso, totem de lo salvaje. Al igual que la voz de Emerson, otro de sus progenitores ideológicos, la de Snyder, o la de John Berger , es una voz que debería ser escuchada por los predicadores de humo que pretenden defendernos desde púlpitos mediáticos. Antes que domésticas bestias civilizadas, somos la parte noble de lo salvaje, somos naturaleza.

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