LIBROS
Velibor Colic, de la guerra de Bosnia al Goncourt
En «Manual de exilio», el escritor bosnio nos ofrece una novela autobiográfica de un refugiado en Francia
En el verano de 1992, Velibor Colic (Modrica, Bosnia, 1964), de 28 años, desertor del ejército bosnio, aterriza en la ciudad francesa de Rennes. Lleva consigo sólo tres palabras: Jean, Paul y Sartre . En su paupérrima y machacada bolsa de deporte transporta un pedazo de jabón, un cepillo de dientes, un manuscrito que ha logrado sobrevivir de su casa reducida al fuego, una foto de Emily Dickinson , un poco de ropa y dos postales de Zagreb («sin usar»). Allí, en Rennes, en una casa de acogida, arranca su «segunda existencia» que, como él mismo dice recordando aquella época, «anunciaba una larga temporada de emociones clandestinas ». La reencarnación de Colic daría pie a un magnífico y fragmentario diario de a bordo del triste periplo de un refugiado, de cualquiera, sin nombre. Pero en esta ocasión el nombre existía, escrito sobre las tapas de varios libros dejados atrás. Se trataba de un escritor al que le sería dado el poder de las palabras para contar más tarde lo que otros muchos sufrieron entonces, y aún hoy, por muy distintas causas y conflictos. Manejando un humor a medio camino entre la negrura más pesimista y toques de jocosa autoironía , Colic es como una parodia de un «manual de contra-ayuda». Un chiste lacónico, ya que ningún exilio jamás se podrá aprender. Emulando a los fabricantes de éxito a la americana, Velibor Colic añadirá un subtítulo aún más disparatado: «Como aprobar su exilio en treinta y cinco lecciones».
Todos los sueños del mundo
Con sus papeles en regla, «aprobado el exilio» tras estar inmerso en una vida que le parece «ajena», antaño inimaginable, de pobreza, privaciones y la miseria más absoluta, por fin se da cuenta de que puede «sacar partido» del interés que suscita su guerra, la Guerra de Bosnia. Es cuando publica el estremecedor «Los bosnios» (1994), que lo lanza definitivamente como autor. Deprimido, humillado, en apariencia vencido en muchos momentos, dominado por sombríos pensamientos, Colic tiene dentro de sí, sin embargo, al igual que cualquier artista o creador, «todos los sueños del mundo», como decía el poema de Pessoa . Cuando una profesora de francés, que da clases a un grupo de refugiados, le pregunta por «sus planes en Francia», él responde escuetamente: el Goncourt. La mujer le desea con sarcasmo buena suerte, ya que es «un analfabeto en francés».
Pero se equivocaba. Tras tres libros publicados en su lengua natal en su país de origen, la ex-Yugoslavia, «Manual de exilio», el último aparecido, sería su séptima y aclamada novela en francés, la lengua de adopción. Una novela autobiográfica de alguien que llegó a Francia un día, « tras un largo trayecto por una Europa dormida ». Alguien que después de atravesar Croacia, Eslovenia, Austria y la Alemania reunificada, tendría que atravesar lo más duro: «el escandaloso silencio y la indiferencia del mundo». También la autosuficiencia de los otros, de intelectuales y «entendidos» que parecen saber de todo. Es invitado a una emisión del programa «France Culture» , junto «con un gran filósofo francés». Este trae, junto a su sabiduría displicente, un gran número de libros. Colic sólo lleva consigo «Si esto es un hombre», de Primo Levi, y se ve casi reducido al silencio, impotente una vez más al tener que explicar la historia de «sitios con demasiada Historia, que nunca serán un lugar tranquilo y anónimo como Liechtenstein». Al finalizar la charla, tras citar a Nietzsche, el filósofo invitado al programa «acaricia la cabeza» de Velibor Colic y se va por donde ha venido.
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