LIBROS

Tiempo de liquidaciones

Jiménez Lozano continúa la escritura de sus «cuadernos». Una perfecta radiografía de los males de nuestra época

José Jiménez Lozano, en su casa EFE / Ricardo Suárez

JOSÉ ÁNGEL GONZÁLEZ SAINZ

« Siempre es una delgada película la que nos separa del regreso a la barbarie », escribía José Jiménez Lozano en el primer tomo de sus cuadernos de notas. Estábamos entonces en 1973 y el volumen, hoy inencontrable, llevaba por título «Los tres cuadernos rojos». Fue el primero de una insólita serie de libros de anotaciones y comentarios a cuya última entrega, tras la espléndida de «Los cuadernos de Rembrandt», ahora asistimos: « Impresiones provinciales », sus cuadernos del 2010 al 2014 .

Siete tomos con este último y cuarenta años después, el cometido del autor no ha variado en ellos un ápice : «observar», desde un pequeño rincón del mundo de la vida, sin las veladuras y anteojeras que no caemos en llevar puestas en nuestra modernidad o postmodernidad (creo que lo que ahora viene es la posthumanidad), aquello que de veras ocurre a nuestro alrededor, y «reflexionar» sobre ello con alarma pero asimismo con un tono cordial que se nos ha hecho amigo: una mezcla de amarga constatación y esperanzada piedad, de melancólico asombro y sabia ironía . También «recordar» que la barbarie que los hombres hemos sido capaces y somos capaces de producir es mucha y está ahí mismo, aquí mismo, a la vuelta de cualquier esquina, y « avisar» de que ningún progreso nos hace inmunes a esa barbarie sino que, es más, nos la puede acercar . Por eso, con las observaciones y reflexiones, los recuerdos y avisos de estos cuadernos –y también con sus magníficas y sin embargo sencillas descripciones–, Jiménez Lozano no cesa de «pugnar» para que esa «delgada película» que a veces nos separa de la barbarie y el encanallamiento ya desbocado no se acabe de romper del todo, sino que, al mantenerla en continua vigilancia, tal vez hasta podamos engrosarla.

Banalización moral

¿Y qué es lo que Jiménez Lozano ve que ocurre a nuestro alrededor? Un imparable desistimiento espiritual, una totalitaria politización de la vida y de las instancias más íntimas, una incesante banalización moral , la extensión de la ignorancia y la necedad como algo deseable, un sofisticado arrumbamiento real de las gentes y los resortes críticos y, en general, una gran liquidación, ya en estado muy avanzado, de los saberes y modos antiguos, de la cultura clásica y bíblica o simplemente antigua, reducido todo a mera antigualla y objeto de rechifla. Nada hay más operativo para blindarse de toda crítica que arrogarse en exclusiva el patrimonio de la misma. Yo soy la Crítica, la Verdad y la Crítica, parece haber dicho la Modernidad (y, siéndolo, me da todo por igual, dice la Postmodernidad). No hay crítica fuera de Mí, sino que fuera está sólo lo criticable, lo criticable y el desierto.

Pues bien, Jiménez Lozano vuelve ese calcetín retórico del revés, saca pecho –o bien saca alegría, una alegría enteriza y anacrónica– y utiliza contra la Modernidad los mismos artefactos retóricos y el mismo lenguaje que esta ha usado contra el mundo antiguo : la acusa de supersticiosa, de absoluta, de inquisitiva o tiránica.

«Impresiones provinciales. Cuadernos 2010-2014». José Jiménez Lozano

Confluencias, 2016. 165 páginas. 19 euros

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