LIBROS
Los testículos en un tarro de conservas
Toda la organización del terror hitleriano cabe en las 1.100 páginas de «KL. Una historia de los campos de concentración nazis». Una obra en la que lo fundamental y lo escabroso son sinónimos
![Prisioneros de Mauthausen en el momento de ser liberados por las tropas de EE. UU. en 1945](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2015/12/07/belmonte1_xoptimizadax--620x349.jpg)
«Aveces, las cámaras de gas estaban tan llenas que los guardas de la SS tenían que obligar a algunos prisioneros a esperar fuera, hasta que llegase su turno… Escuchaban los gritos de agonía de los que estaban dentro y aguardaban durante horas su propia muerte , sufriendo el dolor más aterrador del mundo». Lo contó Lejb Langfus. Cualquier atrocidad que hayamos leído a Langfus («The scrolls of Auschwitz»), a Primo Levi , a Imre Kertész («Sin destino»), a Jean Améry («Más allá de la culpa y la expiación»), a Filip Müller («Eyewitness Auschwitz») o a Chil Rajchman («Treblinka») está en «KL. Una historia de los campos de concentración nazis», de Nikolaus Wachsmann . Porque se les cita y porque lo que a ellos les pasó lo sufrieron otros.
Encontramos en este libro lo fundamental y lo escabroso, que pueden llegar a ser sinónimos. Pero no es «KL» (abreviatura de Konzentrationslager, campo de concentración) un catálogo de truculencias, aunque las haya, sino l a más completa relación de los campos de concentración nazis . La primera historia exhaustiva que da cuenta de su desarrollo. Desde el Dachau de 1933 al Auschwitz de 1944. Desde la represión y la brutalidad post Weimar a la industrialización del exterminio («El sistema del KL sustituyó la masacre por el exterminio en masa en 1941»). Desde subcampos como el de Gusen (1940-1943), donde nadie sobrevivió, a campos subterráneos de trabajo como Dora (finales de 1943), donde se dio un número de suicidios muy poco común.
Al margen de la ley
Según Jean Améry, la tortura era el alma del nacionalsocialismo . Y en el Tercer Reich, el terror que empezó contra los opositores políticos no disminuyó una vez que el régimen se vio consolidado. Pero Wachsmann desmitifica conceptos populares . «El terror antisemita se desplegó en gran medida fuera del KL; no fue hasta el último año de la Segunda Guerra Mundial cuando la mayoría de supervivientes judíos se vio dentro de un campo de concentración». « El grueso de los seis millones de judíos asesinados bajo el régimen nazi pereció en otros lugares , fue fusilado en las zanjas y en campos de toda la Europa del Este o gaseado en diversos campos de la muerte como Treblinka, que funcionaba de forma independiente en el KL». Igual que Belzec o Sobibor, un campo «boutique».
Hitler no quiso mezclar su imagen pública con los campos, pero eso no quiere decir que no estuviera involucrado, aunque dejara a Heinrich Himmler como el gran maestro del horror. El Führer le confirmó que el KL sería necesario también en los años venideros y aprobó aumentar el número de guardias de la SS. Si Göring había sido contrario a los excesos de los campos en sus inicios, Hitler estaba a favor de ampliar la maquinaria de Himmler .
Wachsmann habla de subcampos como el de Gusen (1940-1943), donde nadie sobrevivió
A partir de otoño de 1935, el Reich pagaría los sueldos de la Lager-SS y el resto de costes los asumiría cada Estado. Hitler también confirmó que los campos trabajarían al margen de la ley . Y se unificó a toda la policía bajo el mandato de Himmler, que también fue nombrado jefe de la policía alemana. La Gestapo era ahora un cuerpo nacional y tenía el control absoluto de la custodia protectora. Se creó una policía criminal de ámbito nacional. Himmler se había convertido en el amo absoluto del confinamiento indefinido en los campos de concentración . Como enemigos del régimen, comunistas, abortistas y «elementos antisociales». Los homosexuales eran tratados de manera más cruel de lo habitual. Otto Giering , sastre de 19 años transferido a Sachsenhausen a principios de 1939, fue sedado y castrado. El comandante fue a verlo y levantó un tarro de cristal: «Ya puedes volver a mirarte los huevos, pero ahora en conserva».
El Zyklon B
Nikolaus Wachsmann, profesor de Historia en la Universidad de Londres, también muestra los vínculos entre el original programa Eutanasia y los asesinatos masivos con gas. Y que el primer uso del Zyklon B en 1941 en Auschwitz fue para matar prisioneros soviéticos («esas personas se habían arañado y mordido unos a otros antes de morir»). Y que también había corrupción. Las autoridades enviaron una comisión especial de policía a los KL para investigar.
En Auschwitz los funcionarios abrieron un paquete muy pesado remitido por un integrante de la SS a su mujer. Encontraron «un bloque de oro del tamaño de dos puños, producto de la fusión de los empastes dentales de los prisioneros muertos». Los «dentistas» de los Comandos Especiales entraban en las cámaras de gas y « abrían las bocas cubiertas de espuma de los cadáveres para extraerles los dientes de oro (algunos dentistas se tomaban breves descansos para vomitar)».
Ian Kershaw , el mayor especialista en Hitler (aunque la biografía de John Toland es mejor que las suyas), cree difícil que la obra de Wachsmann vaya a ser superada. En esas 1.100 páginas (388 de notas e índice) está toda la organización del terror nazi . Si hubiera que dar estrellas, las daría todas. De fieltro.