ARTE
Un Tàpies fluido, transparente, dorado
La galería Nogueras Blanchard exhibe pequeñas joyas del artista barcelonés con la miel como elemento conductor
Podría decirse que esta cita en Nogueras-Blanchard , que reúne ocho pequeñas obras sobre papel y un cuadro, es un tributo a Celebració de la mel (título de un lienzo de 1989 dedicado a una Upanishad que asimila el carácter dulce y suave del vínculo entre la humanidad y la divinidad a la miel ), que comisarió Borja-Villel en 1991 y que itineró por el CAAM , la Fundacão Serralves , la Gulbekian y la Fundación Tàpies . Pretendía el comisario «entender cómo se integran, o se desvían, los barnices respecto al resto de la obra de Tàpies»; señalaba que «el barniz, por su naturaleza fluida y fugaz, refleja también un mundo más allá de la forma, sin perspectiva»; y concluía que «lo que Tàpies nos propone en sus barnices es el vacío».
Escribieron además sobre aquellas 92 obras dedicadas al uso peculiar, devenido ya clásico, que el maestro hizo del barniz sintético en los ochenta, Kuspit , Rudi Fuchs , G. Raillard y el propio Tàpies, quien en La pintura y el vacío dejaba traslucir ese anhelo de verdad que subyace a todo el Expresionismo Abstracto -«Hay toda una tradición que sabe bien cómo a través de “la espontaneidad pura y vacía” el artista podrá abrazar con acierto todos los fenómenos y llegar a la raíz de las cosas»-, y reflexionaba sobre el benéfico influjo oriental en el arte y la psicología de Occidente: «Por el gusto que hoy se tiene por tantas cosas sencillas y puras y por todo el cambio de mentalidad de la nueva generación que, como diría Lin Yutang , ya está aprendiendo a vivir “serpenteando en la tierra y en la arena y a ser feliz” sin necesidad de otros mundos sobrenaturales». El zen, siempre, en el Tàpies sabio y mesurado de estas ocho pequeñas joyas.