CONSTELACIONES

Si los grandes no salen a la calle a reclamar

Este año está exigiendo de todos nosotros un renovado interés en el compromiso político

Detalle de la portada de «March», de Nate Powell

MARGARITA VALENCIA

Ustedes son la guerrilla contra la muerte climatizada que quieren vendernos con el nombre de porvenir (Julio Cortázar).

Hace poco, en una tienda de cómics en un pueblo del noreste de Estados Unidos, me encontré con una novela gráfica que me llamó la atención: March («Marcha»). A pesar de que la contraportada del libro (¡firmada por Bill Clinton! ¿una novela gráfica?) no auguraba nada bueno, me senté a leer: dibujos en blanco y negro de gran calidad (Nate Powell) , textos cortos, eficientes, propios del género; la historia, narrada en primera persona por un senador, cuenta con candidez su infancia campesina en Alabama y su adolescencia, a mediados de la década de 1950, cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos declaró inconstitucional la segregación en las escuelas.

La candidez desaparece a partir de este momento, en el que la historia se convierte en una novela de iniciación que narra la formación del protagonista como ministro de la Iglesia Bautista, su descubrimiento de ese gran predicador que fue Martin Luther King Jr. , y el comienzo de su participación y creciente involucramiento en el movimiento por los derechos civiles.

En ese punto de mi lectura, justo en ese punto, el presidente electo de Estados Unidos decidió educarme y publicó un tuit contra el senador negro John Lewis, acusándolo de charlatán e incompetente. El tuit, hay que decirlo, fue una reacción contra la declaración de John Lewis de que no asistiría a la toma de posesión del presidente, cuya legitimidad, afirmó, estaba en entredicho. No hubo nada de extraño en el intercambio -la respuesta a una contundente descalificación política fue un gesto grosero y un encogerse de hombros- excepto que yo tenía March en las manos, y que justo en ese momento el narrador (John Lewis) empezó a contar sobre la forma como la juventud negra se preparó para el activismo político a partir del principio de la no violencia.

March , para quien esté interesado, tiene dos tomos más. En el prólogo del primer libro nos topamos con imágenes del enfrentamiento en el puente Edmund Pettus entre los manifestantes negros (salidos de Selma con John Lewis a la cabeza) y las fuerzas del estado de Dallas (todos los hombres blancos del condado, en realidad). Pero la historia empieza con la infancia de Lewis y termina en mayo de 1960, cuando las cafeterías en Nashville atendieron por primera vez a clientes negros. Los dos tomos siguientes se ocupan del complejo desarrollo de un movimiento y de la educación política de Lewis. El tercer tomo fue ganador, el año pasado, del National Book Award para libros juveniles.

Pensé, mientras lo leía, en un libro gemelo publicado con muy pocos meses de diferencia al otro extremo del continente: Al sur de la alameda. Diario de una toma . Esta novela gráfica, publicada originalmente por Ediciones Ekaré Sur, fue Premio a la Edición 2014 en Chile, seleccionada para The White Ravens en ese mismo año, e incluida el año pasado en la lista del Plan Nacional de Lectura y Escritura en Colombia. La escritora es la periodista Lola Larre (chilena y venezolana, con una pizca de española) y el ilustrador, el chileno Vicente Reinamontes .

Al sur de la alameda cuenta la historia de la toma de un colegio privado por parte de un grupo de estudiantes al comienzo de la revuelta estudiantil chilena en 2006. El narrador de la historia es Nicolás, arquero del equipo de fútbol, quien cuando está a punto de salir del colegio es interpelado por Paula (una Paula que le gusta, claro está), y en el último segundo decide quedarse («A mí no me gusta ver el partido desde afuera»), para sorpresa de sus compañeros y de sí mismo.

Seguimos el curso de los acontecimientos en las entradas del diario de Nicolás, que se intercalan con cuatro (a veces más) páginas de ilustraciones, ilustraciones a tres tintas (azul, rojo y negro), con mucha fuerza, que aprovechan la inexistencia del texto para imaginar nuevas formas de tomarse la página. En estos interludios la historia avanza desde otro punto de vista, el de un misterioso observador vecino, una vieja que vive encerrada con sus perros en una casa aledaña al colegio.

Desde las páginas del diario del adolescente Nicolás podemos observar las cambiantes dinámicas de un grupo que empieza a ensayar su activismo político , a veces en tono El señor de las moscas o Rebelión en la granja , a veces (las menos) en un tono que aborda con más ingenuidad y creatividad las desavenencias naturales en una comunidad reunida un poco al azar, un poco al calor de convicciones políticas en formación.

Es interesante que la novela gráfica, profundamente involucrada con lo político de una manera más encubierta, haya tardado tanto en dar el salto. Hay un antecedente de March que pueden consultar en la red: un cómic clásico llamado Martin Luther King and the Montgomery Story , que circuló extensamente. No conozco antecedentes de este tipo en español, así que Al sur de la alameda bien puede ser pionero de una novela gráfica juvenil políticamente explícita.

Estos dos libros, en todo caso, son una buena manera de empezar un año que está exigiendo de todos nosotros un renovado interés en el compromiso político . La avanzada en esta ocasión correspondió a los jóvenes (en España, en Chile, en Egipto), y ya nos tocará a los mayores seguir el ejemplo y aprender a través de nuevas formas de la conversación como la que proponen estas novelas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación