EPISODIOS PERDIDOS
Series de los Pirineos a los Andes
Hay al menos tres producciones recientes rodadas en Chile que merece la pena destacar: «La jauría» y las coproducciones «Inés del alma mía» y «Dignidad»
![Elena Rivera en «Inés del alma mía»](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/09/11/elena-rivera-kOCE--1248x698@abc.jpg)
Me comentaba hace un año un conocido creador de series que había intentado llevar la historia de «la manada» a la pantalla y que la mudanza se le hacía cuesta arriba. Demasiado pronto para el público. Ha pasado algo de tiempo y otros han retomado una idea similar. Alba se rueda desde hace semanas en Madrid y Alicante. Podremos juzgarla en su momento, aunque esté de moda dictar sentencia antes de tiempo.
Su protagonista es Elena Rivera , en un 2020 que parece su año internacional. A Karina la hemos visto crecer ante nuestros ojos, casi como a una hija «subrogada» dentro de la familia Alcántara . La actriz no para. Antes ha estrenado otro título en el que es su protagonista absoluta, por delante de Eduardo Noriega y del actor chileno Benjamín Vicuña . Inés del alma mía ya está disponible en Amazon Prime Time y pronto llegará también a Televisión Española.
«Inés del alma mía»
El primer acierto de esta gran producción es que aúna esfuerzos desde ambas orillas del Atlántico: la historia, el reparto y todo lo demás son cosa de dos, Chile y España . El camino de la colaboración iberoamericana ya estaba trazado, pero necesita ser recorrido una y otra vez hasta que se convierta en una autopista de creatividad (y dinero) . Hay demasiados millones de espectadores en infinidad de puertos para dejar que los suban siempre a otros barcos. Nuestra lengua común debería decidir.
El primer fallo de la serie puede que sea el título, heredado de la novela en que se inspira, de Isabel Allende . Es verdad que Inés (Elena) merecía lucir en letras grandes, pero lectores y espectadores no son siempre los mismos , por desgracia. Allende se basta para atraer a los primeros, pero en la tele hay un público que se pierde la serie porque «huele» a otra cosa, ni mejor ni peor, pero ajena a sus intereses. Es solo una sensación basada en unos pocos comentarios.
Inés , en todo caso, está grabada con grandes medios y Rivera se bate con bravura ante compañeros de reparto que igual tienen más nombre y películas a sus espaldas, pero no más horas de vuelo ante la cámara. Pocas cosas curten tanto como 15 años en una serie. Lo notan enseguida los equipos de televisión, cuando llega un cineasta de prestigio a dirigirlos. No siempre sabe más que ellos.
La serie tiene empaque, en suma, con una gran fotografía, y ha sabido huir de los corsés que suele imponer el género histórico. Se nota además el esmero con que fueron elegidos los actores, no solo los conquistadores. Ahora sería impensable poner de india mapuche a una Sara Montiel con capa extra de maquillaje.
![Götz Otto en «Dignidad»](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2020/09/11/dignidad-otto-k16F--510x349@abc.jpg)
«Dignidad»
¿Hay alguien más malo que un nazi pederasta ? Götz Otto encarna esta conjunción proterva en un personaje y, pese a todo, conecta con el espectador con las líneas justas de diálogo. El actor y el molde se entienden tan bien que desde el centro del relato habría resultado peligroso, por su habilidad seductora.
Esta coproducción, chileno-alemana, es algo más atípica, pero funciona a muchos niveles, empezando de nuevo por la mezcla de actores. Cuenta además una historia basada en un lugar fantasmagórico pero real, Colonia Dignidad , un asentamiento alemán en Chile fundado por el exmilitar Paul Schäffer durante la dictadura de Pinochet. María Elena Wood y Patricio Pereira hacen gala de buen gusto y sentido de la tensión narrativa. Está en HBO.
«La jauría»
No solo en España se escriben historias sobre «manadas». Los chilenos Juan y Pablo Larraín dejan volar su imaginación, como podemos comprobar en Amazon Prime Time, y enlazan el caso con una trama de hackers que se antojan exagerados, quizá porque no conocemos a los de verdad.
La cabecera es brillante y las tramas racimo se dispersan en demasiadas direcciones. Dentro de su tono, a ratos grandilocuentes, esconde reflexiones como puños: «Los hijos nos recuerdan que somos vulnerables. Son la puerta de entrada a nuestro dolor».