EPISODIOS PERDIDOS

Series que te engancharán estas vacaciones

Después de ver más de cerca el fin del mundo, el público está preparado para la serie de moda, «El colapso», aunque también para darse unas pocas alegrías

«El colapso»
Federico Marín Bellón

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Las series no son como las bicicletas, pero el verano es tiempo propicio para montarse en sus tramas, dejarse caer por sus suaves pendientes –vivir por otros siempre es más fácil que tomar decisiones– e incluso pedalear alguna que otra cuesta, como puede suponer a veces recuperar clásicos imprescindibles para los que nunca hay tiempo o sobra la pereza. En esta pequeña relación hay poco ánimo acaparador; la mayoría son novedades , casi siempre interesantes.

«El colapso»

Es la serie del momento. Filmin ha dado en el clavo con la compra de esta producción francesa que llega en el momento justo , para golpearnos donde más duele aprovechando que estamos doloridos. Si el mundo se va al garete, el apocalipsis resulta más creíble en este relato que en la lluvia de meteoritos y catástrofes a la que nos ha acostumbrado Hollywood, casi un calabobos cinematográfico.

El riesgo de entregarse a la hipérbole ha quedado patente con algunas de las primeras reacciones, pero no se le puede negar originalidad y fuerza narrativa a la serie creada por Jérémy Bernard , Guillaume Desjardins y Bastien Ughetto , a quienes les gusta llamarse Les Parasites en otra demostración de astucia.

Del trasfondo ideológico de El colapso se podría discutir durante horas. Incluso se habla de «casta dominante» en un descuido. Quienes lo ven todo con las gafas políticas sobre la nariz ya tienen argumentos para ensalzar o denostar la serie sin necesidad de verla.

Lo interesante es que las situaciones que plantea son aterradoramente verosímiles . También el retrato de algunos de los defectos más evidentes de nuestra especie, por lo general los que acentúan su vocación suicida. A todo ello le mezcla su audacia formal, con una construcción en ocho planos secuencia –uno por episodio– que en sí misma no sería nada sin la habilidad posterior para darle sentido al reto. El capítulo de «La isla» (el 7) ha causado sensación por su capacidad para contar el desastre casi sin palabras. Más difícil todavía.

¿Estamos por tanto ante una serie para críticos o/y «listillos» ? No necesariamente. Es evidente que Telecinco no la va a comprar para emitirla a las diez de la noche, pero la brevedad de sus capítulos ––¡22 minutos!– ayuda a que su faceta de ejercicio de estilo no se atragante. Se puede ver de una sentada, lo que también prueba que los atracones no tienen que ser siempre de hamburguesas y patatas fritas.

Por otro lado, los escenarios que muestra no requieren mayores explicaciones, con el acierto añadido de apelar a los sentimientos sin enredarse en guiones enrevesados o diálogos supuestamente inteligentes. En ese sentido es una historia básica, de terror moderno y psicológico , con algo de Polanski y del movimiento Dogma. Podríamos detenernos en cada uno de sus ocho episodios, pero es mucho mejor que los vean sin saber demasiado.

«This is us»

«This is us»

TVE se ha subido algo tarde al tren de esta serie de vocación generalista, cuando en la NBC estadounidense ya se han emitido cuatro temporadas y se esperan al menos dos más. En España también podemos verla en Amazon Prime Time , pero no deja de ser una buena noticia que todos puedan acceder por fin a las vidas cruzadas y las tramas familiares de una de las producciones más premiadas de los últimos años.

Dan Fogelman , un guionista versátil del que cabe destacar la película Crazy, stupid, love , es el creador de este melodrama, un género en desuso, por algún motivo, aunque sus historias sean más cercadas que todos los thrillers que solemos devorar sin extrañeza.

De su reparto poco estrellado destaca el carismático Sterling K. Brown ( American Crime Story ), que solo por esta serie ya ha ganado un Emmy y un Globo de Oro. Es uno de los ocho personajes adultos que comparten sus problemas y anhelos de una manera sensible e inteligente. Si no se piensa bien, parece poca cosa.

«Love life»

Más ligera y sin compromiso es esta serie, que merecería la pena solo por ver a Anna Kendrick . Las cuitas amorosas de la chica, que se dio a conocer con la película Up in the air , no tienen la menor vocación revolucionaria, pero son entretenidas, duran muy pocos minutos y sirven de aperitivo para el siguiente título, también en HBO . Para los amantes del género romántico que se quedaron con ganas de más después de Modern love (Amazon), es un placer culpable bastante venial.

«Por H o por B»

Mucho más gamberra es esta comedia de Manuela Burló Moreno , que de la costilla de su corto Pipas desarrolla una serie completa, en la que Marta Martín y Saida Benzal derrochan autenticidad . La comedia es algo muy personal y habrá quien no le encuentre la gracia a la inmersión en Malasaña de dos chicas de Parla. Quienes no conozcan Madrid podrían sentirse incluso perdidos en el viaje, aunque no es necesario haber pisado los escenarios reales para conectar con estas dos amigas tan poco sofisticadas (más si venimos de Nueva York), en un universo choni retratado con conocimiento . Como valor añadido, también puede durar lo que un vermú con sifón, que seguro que en algunos sitios todavía se bebe. Ya que es una de las españolas del grupo, añadiremos que están detrás Globomedia y Lacoproductora. Esta vez HBO ha liberado todos sus episodios de golpe.

«Oficina de infiltrados»

«Oficina de infiltrados»

Creo que es la serie de la que más veces he escrito en ABC Cultural y la que me llevaría a una isla en caso de apuro (siempre que no sea la de El colapso ). La quinta temporada, que llega como un goteo agónico a Movistar+, de interminables esperas ofrece más de lo mismo. O de lo mejor. La trama es incluso más profunda. Sobre el tablero del mundo, los responsables del Bureau ejecutan jugadas de una complejidad estratégica asombrosa. Mathieu Kassovitz , rey en el centro de la acción, asegura que no hace nada para interpretar. Esa misma indiferencia o naturalidad es perfecta para su personaje.

Los dos últimos episodios (aún no vistos) de la serie de Eric Rochant están dirigidos por Jacques Audiard . Si no defrauda las expectativas, es posible que algún entusiasta levite.

«El escándalo de Christine Keeler»

También plagada de intrigas, pero más livianas, el espectador puede dejarse llevar por lo bueno de un relato con un origen histórico apasionante. La señorita Keeler es la gran protagonista del caso Profumo , un enredo de faltas y espías que acabó por derribar al gobierno británico de Harold Macmillan en los sesenta. El canal Cosmo ofrece esta serie con una recreación histórica que no chirría, en la que Sophie Cookson y James Norton no lo fían todo a su físico. Fue un acierto la elección de la protagonista.

«The head»

Los hermanos Pastor están detrás de este ambicioso thriller internacional, dirigido por Jorge Dorado y plagado de nombres españoles, salvo en el reparto, en el que pese a todo podemos encontrar a Álvaro Morte y Mónica López , entre otros. La historia arranca bien y está rodada con una fuerza visual indudable, aunque la trama no termina de atrapar al espectador del todo en la gélida estación científica Polaris VI, en el Ártico. Su carácter coral también dificulta un poco la identificación con los personajes. El conjunto es notable, en todo caso, y un buen síntoma del estado de salud de nuestra ficción.

Producida por The Mediapro Studio, la serie triunfa en Japón de la mano de Hulu y ha sido distribuida por HBO en una treintena de países del sudeste asiático. En España se puede ver a través de Orange TV.

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