ARTE
El relato de la vida por Ricard Terré
La Sala Canal de Isabel II (Madrid) inicia la temporada apostando por Ricard Terré, uno de los padres de la foto española moderna
![Imagen de la segunda etapa de Terré, tomada en Braga (Portugal)](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2018/09/07/ricard-terre-kQpE--1248x698@abc.jpg)
No cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero fue. Y la fotografía permite mantener los momentos y ritmos del pasado en el flujo de la memoria. En ese contexto se sitúa la recuperación de una de sus figuras históricas más relevantes en España: Ricard Terré (1928-2009), con una exposición que reconstruye su trayectoria.
Nacido en el seno de una familia acomodada en Sant Boi del Llobregat, Terré estudió en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona. Pero pronto empezó en el arte como pintor y, sobre todo, como caricaturista. Y de ahí, a la foto, en 1955, cuando se une a la Agrupación Fotográfica de Cataluña . Como señala en el catálogo su hija Laura, historiadora y comisaria de la exposición, el propio Terré decía que la formación de su estilo tenía su origen preciso en la caricatura y el jazz.
Un largo silencio
En 1958 se unió a AFAL, uno de los colectivos de fotógrafos más importantes en la renovación de la imagen en España, que tuvo como soporte principal la revista homónima, editada desde 1956. Terré formó parte de su comité de dirección. Y es oportuno indicar que está presente, con 23 fotos, en la exposición que el Museo Reina Sofía dedica todavía al Grupo . La comisaria es, igualmente, Laura Terré.
En 1959, deja Cataluña y se instala en Vigo. Parece que allí no encontraba suficiente motivación para continuar con su actividad anterior, y en 1960 deja la foto para dedicarse exclusivamente a sus negocios y su familia . Tras un largo periodo -22 años-, en 1982 volvió a ella, recorriendo Galicia y Portugal. Sus últimos trabajos son series cerradas.
Algo que llama la atención es que, a pesar de esa larga interrupción, sus instantáneas, siempre en blanco y negro, mantienen una profunda unidad temática y estilística . Y otro aspecto: a pesar de su participación en grupos que buscaban la renovación de la foto en España en los años cincuenta, siempre mantuvo una línea propia, intensamente individual. Eso sí, un rasgo de su forma de entender el acto fotográfico era «la proximidad a los individuos», como manifestó según recuerda Christian Caujolle, uno de los fundadores y director artístico de la agencia fotográfica VU. Con sus fotos, Terré estuvo siempre a pie de tierra.
La exposición reúne 119 obras, que se articulan en cuatro secciones temáticas: «Presentación / Cruces», «La infancia», «La muerte» y «Los días». Laura Terré indica que a su padre le hacían reír las interpretaciones trascendentes de algunas de sus fotos casuales , y que nunca se detuvo en su explicación literaria. En todo caso, lo que les da unidad y coherencia es su capacidad para fijar los instantes: en las calles, en los ámbitos rurales, en las prácticas ceremoniales...
Verdadera intención
Obviamente, todo ello tiene que ver con la intención que alentaba desde los años cincuenta en la fotografía. Y, naturalmente, en este punto, la referencia al texto de Cartier-Bresson sobre «el instante decisivo» (1952) resulta fundamental. En él, leemos: «Caminaba todo el día con el espíritu tenso, buscando en las calles tomar fotos en vivo, como delitos flagrantes. Deseaba, sobre todo, coger en una única imagen lo esencial de una escena que surgía». Tomar fotos en vivo, fijar los instantes concretos , me parece la intención que sustenta toda la trayectoria fotográfica de Ricard Terré.
Sus imágenes son juegos y desplazamientos visuales: metáforas y metonimias de lo que está pasando, para así transmitir un sentido, un significado general a partir de lo concreto. Los seres humanos pasando por todas las fases de la vida, de la infancia a la muerte . Pasando por las calles. Participando en ceremonias y rituales. La fotografía, a través de su pluralidad concreta, nos transmite un itinerario, el relato de la vida. Y al mirar esos espejos de lo concreto nos vemos inevitablemente reflejados.