¿Quién gana en el pulso Scully-Tomasko?
La relación personal entre los pintores Sean Scully y Liliane Tomasko se filtra en la producción de cada uno de ellos. Así queda de manifiesto en el recorrido que les dedica Bancaja en Valencia
Cuando dos artistas crean en un mismo espacio de trabajo la armonía es crucial y, sin embargo, también prácticamente imposible. Los dos corren el riesgo de que las tensiones entre ambos talantes, ritmos y técnicas se arraiguen en la base de su producción; todo ello, acrecentado por el hecho de mantener una relación sentimental al mismo tiempo. Si así fuera, estudio y hogar se fundirían en uno. ¿Quién sabe si el público, al ver cada producción, lo notaría? Para desvelar un misterio tal sin caer en el morbo gratuito cabría relacionar la obra de dos figuras internacionales como nunca antes lo hayan hecho.
La Fundación Bancaja prorroga hasta el 29 de enero en su sede de Valencia la exposición Sean Scully + Liliane Tomasko , una muestra comisariada por Javier Molins que reúne obras del matrimonio de artistas que han sido producidas, la mayoría de ellas, en el estudio que comparten en su residencia de Nueva York. La exposición, con una rotunda presencia de piezas de gran formato, relata poco a poco el modo en que Scully (Dublín, 1945), quien destaca por su dominio del color y sus composiciones de líneas horizontales y verticales, ha imbuido la energía gestual del expresionismo abstracto en su pareja Tomasko (Zúrich, 1967), artista con un recorrido menos extenso y forjado en la figuración.
De hecho, resulta inevitable apreciar que las primeras épocas de Tomasko, en las que representaba escenas cotidianas del hogar -una cama, una cortina, objetos que fotografiaba para luego pintarlos, cada vez más difuminados pero con presencia, en tonos pastel y claroscuros- tienen una personalidad sólida. Después, la experimentación le tienta y coquetea con la abstracción (¿cómo resistirse conviviendo con el estímulo visual de las producciones de Scully?) Él, por su parte, recibe la influencia de las gamas cromáticas que ella solía manejar y a las que ahora, en un acto casi de rebeldía, renuncia pasándose a los tonos eléctricos, azulados, y al trazo suelto, grueso y rápido a lo Miró. Pero en las piezas abstractas ella no consigue la tridimensionalidad que favorecía los acabados de sus cuadros en la etapa figurativa de mantas plegadas y sinuosas toallas húme- das.
El impacto visual
El recorrido propuesto en las salas es de una distribución elegante que busca estimular la reflexión del espectador tras un potente impacto visual. Se empieza por unas estancias dedicadas exclusivamente a Scully. Cada artista, aunque estén en diálogo sus trabajos, posee su segmento; no hay mezcla de autorías ni de obras. Las de mayor escala son las primeras que vemos y pertenecen al irlandés. Ellas se imponen desde su estilo claramente reconocible y reflejan sentimientos que su autor plasma cuidadoso en las palabras elegidas para cada título, así como en las geometrías que empastan una capa sobre otra provocando contrastes calculados al milímetro.
Más de 60 obras, casi todas lienzos en diferentes formatos, conforman la exposición, que ha podido llevarse a cabo en gran parte porque muchas de las piezas proceden de la propia colección de la Fundación Bancaja , préstamos del Museo Reina Sofía (MNCARS) y de la colección del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), además de algunas que han cedido los artistas y que vienen directas de su estudio. Asimismo, la Fundación ha editado un catálogo que recoge imágenes de las seleccionadas que forman parte de la muestra y textos del comisario analizando las influencias y sinergias entre ambos artistas, tanto como sus procesos de creación artística.
Scully cuenta con obra permanente en instituciones como el Metropolitan , el MoMA y el Guggenheim de Nueva York; la National Gallery de Washington, el Art Institute de Chicago , el Centro Pompidou de París, el K20 de Düsseldorf o el Albertina de Viena. La obra de Tomasko ha sido expuesta en otros museos y galerías de arte, como el Lowe Art Museum de Miami, el Phoenix Art Museum, el Garrison Arts Center de Nueva York, la galería Timothy Taylor de Londres o la Kunsthalle de Rostock.