CONSTELACIONES
Un piquito, dos piquitos, un amapuche y ¡zas!

Se acerca la Navidad, época en la que los adultos del mundo se esmeran por decepcionar a los niños: ¿por qué insisten las tías en regalarnos piyamas? O peor aún: libros; libros llenos de gran sabiduría que los niños no quieren aprender. ¿Por qué insistimos las tías en regalar libros?
Porque no podemos evitarlo. Pero sí podemos, para justificar nuestra necia insistencia, regalar a los niños libros divertidos. Así que me puse en la tarea, pensando que tardaría días en reunir unos pocos libros cuya existencia estuviera tan justificada como un trompo, o una pelota. No fue así. Descubrí que algunos editores, resignadamente instalados en el mundo posapocalíptico , están cada vez más decididos a disfrutar de su oficio. Y a los libros se les nota.
Encontré, para mi sobrino Max, que vive en España, un libro de la colección «Panzada de letras» , de pequeño editor, la editorial argentina dirigida por el ilustrador Diego Bianki . El libro se llama Cocorocó , y es una retahíla escrita por Didi Grau e ilustrada por Christian Montenegro. Las buenas retahílas tienen el encanto de que empiezan con una proposición muy seria («Esta es la casa que Juan construyó») y muy pronto se vuelven disparatadas, cada vez más disparatadas e insensatas, con palabras inventadas. Esta de pequeño editor convoca al juego desde el primer verso:
Co,co, escribe la gallina, / co,co, con la tinta china.
Las ilustraciones, hechas con plantillas a dos tintas (rosado algodón-de-azúcar y azul rey), juegan con la acumulación de las retahílas. Y de ñapa, la sorpresa maravillosa de que las gallinas argentinas no hablan la misma lengua que las gallinas españolas . Max discutirá sobre el tema toda su vida.
Las palabras tontas son lo mejor de las retahílas , y lo mejor de la literatura infantil:
Táquiti-táquiti-táquiti-tan, soldadito y capitán. / Una estrella y dos estrellas, comiendo queso y comiendo pan.
Este libro, Taquititán , es para mis sobrinas mexicanas Julia y Aura. Es una antología de poesía de autores venezolanos (Ediciones Ekaré) con ilustraciones de Ana Palmero Cáceres .
Las palabras tontas sobreviven en la música y siempre nos hacen felices: aserejé, por ejemplo; obladí-obladá; la-di-da. Entre las palabras tontas, las favoritas de todos son las onomatopeyas . Por eso es un acierto el nombre de una nuevísima editorial, Cataplum, creada por un colombiano y una venezolana (con Ana Palmero en la dirección de arte). El texto de su primer libro, Adiós , es un poema del momposino Candelario Obeso (1849-1884) ilustrado por las acuarelas fluidas, sugestivas, de Juan Carlos Mayorga: el sol, el mar, las frutas y las redes de pescar son para mi sobrino Gabriel, que se congela en Nueva Inglaterra. Eso y estos versos:
Yo me voy de aquí, de esta tierra, / a mi nativa morada; / el corazón es más grande / junto al mar.
Para Ignacio, mi amado colombo-venezolano nacido en Mayami, un libro de la editorial chilena Amanuta, que decidió publicar a Rafael Pombo , el más clásico de los autores colombianos. Los conocemos ahora por el nombre genérico de cuentos de Pombo, pero fueron publicados como Cuentos pintados para niños (1867) y Cuentos morales para niños formales (1869). La pobre viejecita pertenece al primer libro y en esta versión estereofónica, el ilustrador Marcos Guardiola juega con la idea del espejo que aparece en la novena estrofa:
Y al mirarse en el espejo / la espantaba siempre allí / otra vieja de antiparras, / papalina y peluquín.
A la derecha, la pobre viejecita sin nadita que comer / sino carnes, frutas, dulces, / tortas huevos, pan y pez.
A la izquierda, la pobre viejecita en blanco y negro, acompañada de un árbol que registra el paso del tiempo, observa su imagen. Y aunque el editor afirma en la contraportada que la suya es una versión que respeta los planteamientos morales de Pombo, a mí me parece que Ignacio adolescente alimentará su fase existencialista gracias a esta versión de Amanuta.
Regalar libros es, sabemos, una excusa para poder regalarnos libros a nosotros mismos. Y mi regalo de Navidad para mí misma es A cada quien su casa , de Chiara Carrer, amorosamente hecho por la mexicana Petra Ediciones. ¿Qué es una casa?, se pregunta Carrer al comienzo de su historia, y la respuesta combina unas pocas palabras, discretas, sobrias
lugar feliz / y sólida fortaleza / de los sentimientos / de simples pensamientos / cotidianos
con ilustraciones hechas con técnicas muy diversas. Lo podemos leer del comienzo al final, o abrirlo en cualquier página, o leer una de las muchas historias que se adivinan tras las ilustraciones.
A cada quien su casa es uno de esos libros excepcionales que podríamos regalar a un sobrino que aún no sabe leer, a un amigo cercano, a una tía. Y que merece un lugar en la mesa de café, en vez de los libros pesados y pomposos que suelen ocupar ese espacio; este lo podemos hojear mientras tomamos un café a solas; o podemos hablar de él mientras tomamos cerveza con amigos; o contárselo a los visitantes menores de edad (o dejar que ellos nos lo cuenten). O dejarlo ahí nada más, para alegrarnos la vida con la portada.
Feliz Navidad.