LA VIDA EN NEGRO
Piedras al cuello de un policía honesto
En «Un giro decisivo», Andrea Camilleri saca a la luz los dilemas del comisario Montalbano en una novela con un retrato implacable de la sociedad siciliana
Hay un dicho popular en Sicilia que reza: «al que se ahoga, piedras al cuello» . Significa que las desgracias se abaten sobre quien está sufriendo. Esto es lo que le pasa al comisario Montalbano, que se halla a punto de dimitir tras sumirse en una depresión en la que se combinan factores profesionales y personales.
Este es el comienzo de Un giro decisivo , la novela de Andrea Camilleri , publicada en 2003, la undécima de la serie que se desarrolla en la imaginaria comisaria de Vigata, en la que Salvo Montalbano lucha contra el crimen, la corrupción y el tráfico de influencias pese a la incomprensión de sus jefes.
Un giro decisivo reúne todos los elementos típicos de las narraciones de Camilleri: unos asesinatos que carecen de explicación, una investigación policial que topa con los intereses de las altas esferas , una burguesía que practica una doble moral y un submundo de marginados que permanecen ocultos bajo la apariencia de una falsa normalidad.
Pateras en las costas sicilianas
La obra comienza cuando Montalbano se topa con un cadáver en el mar mientras está nadando junto a su casa en la playa. Es un hombre de unos 40 años, con una cicatriz en la cara, que ha sido torturado y que carece de identidad. Poco después, la Policía encuentra a un niño que ha sido atropellado de forma deliberada en un camino rural. El comisario se siente responsable de su muerte porque él mismo había evitado la fuga de ese menor cuando había llegado con su familia en patera a las costas sicilianas.
Los dos crímenes están vinculados y todas las pistas conducen a un centro de acogida de chicas inmigrantes , gestionado por un alto cargo eclesiástico con conexiones con el poder. A Montalbano se le retira de la investigación, pero ello no es obstáculo para que el comisario prosiga con su empeño de esclarecer la trama y detener a los culpables. Ello le llevará a montar una arriesgada operación con sus subordinados en la que está a punto de morir a causa de un disparo.
Mientras la acción se desarrolla, Camilleri aprovecha para profundizar en el carácter de Montalbano , que ha roto temporalmente con Livia, la novia que vive en el norte de Italia, que le reprocha desatender su relación por su implicación en el trabajo policial. El comisario es un personaje romántico, individualista, inseguro sentimentalmente, amante de la comida y del vino blanco y, sobre todo, entregado a un oficio que honra con su sentido de la justicia.
Éxito a los 70 años
El álter ego de Montalbano es Mimì Augello , el subjefe de la comisaria, latin lover prototípico, con el que mantiene una relación paternal que se enmarca en una permanente trifulca bajo la que late la complicidad y el afecto. Los dos trabajan con el joven inspector Fazio , que tiene un notable sentido común y un carácter tranquilo, que aparece como un contrapunto del tira y afloja entre los dos amigos. Y, por último, está el agente Catarella , que se hace un lío al hablar, tropieza con la puerta del despacho de Montalbano y da origen a divertidos malentendidos que provocan las risas de los policías.
Camilleri, un hombre con una vida dedicada al teatro y la docencia , murió el verano pasado a los 93 años. Estaba a punto de cumplir los 70 cuando publicó su primera novela de la serie de Montalbano, cuyo nombre eligió como homenaje al escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán . En el último cuarto de siglo de su vida, gracias a su extraordinaria capacidad creativa, alumbró cerca de 40 novelas con este personaje como protagonista. Todas se desarrollan y están ambientadas en Sicilia, su tierra natal, una isla de palacios barrocos y tradiciones ancestrales, donde la mafia sigue operando con impunidad.
El personaje de Montalbano ha sido encarnado en una popular serie televisiva , producida por la RAI, por el actor Luca Zingaretti , que se ha convertido para millones de seguidores en el rostro del agente de la ley. Zingaretti interioriza de forma más que convincente un personaje de gran complejidad, un solitario que sólo es feliz cuando cruza a nado cada mañana la ensenada que contempla mientras desayuna desde su balcón. Hay mucho de él en su creador, Camilleri, que, poco antes de morir, escribió una larga carta a su biznieta en la que decía que su éxito literario nunca le había producido satisfacción alguna.